Recopilatorio de post sobre lobos en la fantasía.
Sip, otro recopilatorio. Creo necesario ponerte en situación antes de empezar con lo gordo. Así te vas poniendo al día con todo para cuando esté la novela a la venta, aunque no es lo único que vas a encontrar en este post.
Pero antes de meternos en faena, anunciar que ha salido el episodio del podcast de Tres en un burro, La vida es burra, en el que participo con un relato cuqui-porno.
Salgo por la 1:34:38 horas pero escuchadlo todo porque hay un montón de cosas geniales antes y después.
Tres en un burro, La vida es burra: 3. Alguien voló sobre el establo del pollino.
Durante la vida de este blog he escrito algunos post sobre fantasía y, en varios de ellos, estaban los lobos.
¡Echa un ojo!
Los lobos en la fantasía moderna
https://miaventuradeescribir.wordpress.com/los-lobos-en-la-fantasia-moderna/
¡Aaaauuuu, que viene el lobo!
https://miaventuradeescribir.wordpress.com/aaaauuuu-que-viene-el-lobo/
Mis cinco criaturas sobrenaturales preferidas.
https://miaventuradeescribir.wordpress.com/mis-5-seres-sobrenaturales-preferidos/
Tengo que hacer más, ahora que lo miro…
También tengo otra cosita que enseñarte.
¡El booktrailer de Lobos ya está aqui! Espero que te guste.
Y para que no pienses que te dejo con tan poca cosa, aqui tienes un relato más sobre los personajes de la novela que viene, Lobos. Un poquitin más de su pasado para que les conozcas algo mejor.
¡Disfrútalo!
Nunca había visto a sus hermanos tan felices.
Joe estaba radiante, todo sonrisas orgullosas y ojos brillantes mientras paseaba por el salón de sus padres con su prometida del brazo.
Era la fiesta de su compromiso, en casa de sus padres, a solo dos semanas de la boda. Gale y él se mostraban tan exultantes que resultaba contagioso.
Colby observó la sonrisa de pura felicidad de su madre mientras charlaba con Jon. No tenia idea de que estaban hablando pero el otro reía por lo bajo y le dijo algo al oído que hizo dar un respingo a su madre antes de abrazarle.
¿Qué le habría dicho?
Debía preguntarle después. En ese momento, Colby no se sentía tan feliz como su familia, a pesar de desearlo.
Miró preocupado su móvil. Acababa de recibir la llamada que más temía.
Habían pasado varios años desde que aquel tipo le abordara en Central Park y se había visto obligado a hacer varios «trabajillos» para La Orden.
Por el momento no habían sido gran cosa. Unos pocos documentos y localizaciones que se las había ingeniado para dar lo más confusas posibles y así evitar que la organización pudiera hacer demasiado daño a los suyos.
Pero la suerte se le estaba acabando.
Cuando recibió la llamada esa tarde, ya sabe que no va a ser como las otras veces.
Justo cuando guardaba su teléfono, alguien le abrazó por detrás y sintió el cálido aliento de Jon en su mejilla. Colby se relajó, sintiéndose culpable por lo que iba a pasar más tarde.
– ¿Por qué estás tan serio? – forzó una sonrisa y se giró en el abrazo, para estar cara a cara con su pareja. – ¿Te preocupa algo?
– No… solo pensaba en lo diferente que será todo cuando Joe se case. ¿Crees que nos darán sobrinos pronto? – el otro rio.
– Casi seguro que sí. ¿Tienes muchas ganas de ser tío? – bromeó. Colby sonrió.
– La verdad es que sí.
– No pensarás lo mismo cuando te obliguen a hacer de niñera.
– ¿Perdona? ¿Me? ¡De eso nada! ¡Nos! Tu harás de niñera igual que yo.
– Ni de coña.
Colby le besó suavemente en los labios. En ese momento solo quería tener un rato a solas con su pareja y disfrutar de él lo poco que le quedaba.
Porque le quedaba muy poco tiempo con él. Lo sabía.
La Orden le había comunicado su siguiente trabajo. Robar unos documentos que resumían la última reunión con el Consejo. En esos papeles estaban escritos nombres y direcciones de varios lobos en puestos de poder de cuatro ciudades distintas. Colby recordaba esos documentos. Recordaba con claridad la carpeta marrón en la que estaban y el lugar donde se guardaban.
La caja fuerte del despacho de su padre.
No había manera de robar esos papeles sin que le atraparan o le descubrieran. Y si lo atrapaban, podía darse por muerto.
Si lo descubrían y conseguía huir, podía despedirse para siempre de Jon y su familia.
Estaba jodido hiciera lo que hiciera y lo sabía.
Así que antes de lanzarse de cabeza al precipicio y perder todo lo que quería, iba a disfrutar un poco de su pareja y del cariño que no le daría cuando descubriera la verdad.
– Oye… ¿y si dejamos a todos aquí, celebrando y nos vamos a celebrar los dos solos? – le preguntó, arqueando las cejas. Jon pareció considerar la idea.
Como si fuera a decir que no.
– No sé si puedo esperar a estar en casa.
– No hace falta esperar. Podemos ir a nuestra antigua habitación… aquí, en casa de papa. – sugirió. El otro soltó una carcajada, sorprendido.
– ¡Uhm, me gusta la idea! Vamos, antes de que noten nuestra ausencia.
Jon le besó profundamente antes de cogerle de la mano y llevarle al piso de arriba.
Dios… iba a echar eso de menos muchísimo.
Los dos subieron las escaleras apresuradamente, cogidos de la mano y riendo entre dientes como colegiales.
Jon le arrastró hasta su antigua habitación, la cual seguía igual que cuando dejara su casa, años atrás. Su madre siempre mantenía sus habitaciones tal como las dejaron, congeladas en el tiempo. Al lobo le encantaba regresar y ver que sus cosas, sus revistas, incluso las que tenía escondidas, seguían en el mismo lugar, esperándole.
Abrazó a Colby, besándole profundamente para acallar sus risas, haciéndole trastabillar hasta su cama, en la que se dejaron caer pesadamente. Los dos rompieron el beso, mirándose sin aliento y con hambre.
Jon acarició el rostro del otro, que se apoyó en su tacto, cerrando los ojos y besándole la palma de la mano.
– Te quiero. – le susurró, sorprendiéndole.
Colby arrugó el rostro, sus ojos llenándose de lagrimas al oírle. Jon no era de los que decía esas palabras a la ligera. Tampoco se las solía decir tanto como quisiera. Por eso, le había emocionado oírlas.
No era la noche perfecta para eso. O tal vez sí.
– Yo también te quiero. – Jon le secó una lagrima solitaria que se había escapado, mirándole preocupado. – No, no pongas esa cara. Es que me he emocionado.
– Siempre has sido un blando. – bromeó el otro, besándole de nuevo.
Las manos de Jon bajaron, colándose bajo la chaqueta, sacándole la camisa para poder tocar piel, sacándole un gemido al otro. Pronto estaban arrancándose la ropa y lanzándola descuidadamente.
No se detuvieron hasta estar completamente desnudos, con Colby sentado sobre el regazo de su pareja. Jon puso las manos sobre sus muslos, apretándole y acariciándole.
Colby se inclinó para besarle antes de abrir el cajón de la mesita junto a la cama. Soltó una risita al encontrar el botecito de lubricante en el mismo sitio de siempre. Se manchó los dedos y comenzó a prepararse, ganándose un gruñido del otro, que apretó su agarre. Colby soltó un gemido, deteniéndose para acariciar un par de veces a su pareja.
– ¡Vamos, Col! ¡No juegues conmigo! – suplicó Jon, alzando la mano para coger el lazo que Colby llevaba en el cabello y soltarle la cola con la que se lo recogía. Enterró la mano en su cabello, acariciando su nuca para atraerle y robarle un beso.
El pequeño rio, y se empaló despacio en el miembro del otro, moviéndose en un ritmo lento que era una tortura para Jon. Cuando este intentó acelerar las cosas, cogiéndole de la cintura, Colby se lo impidió, sujetándole las manos y besándoselas para que no se moviera.
El otro se lo permitió hasta que llegó a un punto en que no podía más. Fue entonces cuando cogió a su pareja y lo puso con la espalda en el colchón, acabando él arriba en una postura más dominante. Así empezó a embestir a un ritmo más rápido, sacándole jadeos a su pareja que pronto llenaron la habitación.
Jon coló una mano para acariciar a Colby, haciendo que este acabara gruñendo su nombre. Él le siguió segundos después, cayendo desplomado sobre su pareja, dándole un beso agotado.
Unos minutos más tarde y tras limpiarse a escondidas en el baño del pasillo, decidieron regresar a la habitación y dormir. Igualmente se iban a quedar a pasar la noche en casa de sus padres y estos ya habrían notado que estaban desaparecidos. No les iba a costar mucho adivinar donde estaban.
Jon se durmió casi enseguida, abrazando a Colby como si fuera lo más importante de su mundo. Colby permaneció despierto, viendo pasar las horas y escuchando a la gente abandonar la fiesta y la casa.
En un rato tendría que dejar esa cama y a su pareja para siempre. Y no tenía ningún deseo de hacerlo.
En fin, recuerda que Lobos llegará por fin el día 28 de febrero y que tengo otras novelas que puedes ir leyendo, si aun no lo has hecho. Las puedes encontrar en Amazon.
También puedes participar, echando una manita e invitandome a un Kofi, donde conseguirás un pdf con relatos Cuqui-porno exclusivos.
¡No te los pierdas!