¿No sabes qué leer?

 

Llegas a casa, después de un largo día y quiere desconectar. No hay nada interesante en la televisión y es tarde para buscar ningún libro en las librerías y bibliotecas.
¿Qué hacer?
¡Fácil! Puedes encontrar montones de relatos y novelas de fantasía urbana con los que evadirte y disfrutar de una buena lectura de textos originales.
Solo necesitas tu ordenador y entrar en Mi aventura de escribir para vivir un montón de aventuras.
¡No te lo pienses!

También tienes las novelas disponibles en Amazon.

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Mi aventura de escribir. Podcast: Lobos

Mi aventura de escribir. Podcast: Lobos.

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¡Hola! ¿Qué tal, queridos aventureros?

Soy Eva Tejedor y os doy la bienvenida al podcast de Mi aventura de escribir, el podcast de mi blog, mis novelas y mis chorradas.

Hoy quiero hablarte sobre mi próxima novela, Lobos. Sobre de qué va, sus personajes, sus antecedentes y su inspiración.

Porque su inspiración es algo que te va a resultar curioso, como poco.

La gente tiende a creer que los escritores estamos un día tan tranquilos y nos viene de repente la inspiración y empezamos a escribir como locos.

No es así… siempre. La inspiración puede darte una idea, no una novela entera.

Y tampoco viene de repente y sin hacer nada.

Unas veces, se te ocurre algo y empiezas a darle vueltas y vueltas y ahí aparece. Otras, estas leyendo algo o viendo algo y se te ocurre una tontería y ahí aparece. O estas escuchando algo. O estas durmiendo, que es cuando más fastidia.

O, lo más normal, estás escribiendo cualquier cosa y trabajando y se te ocurre algo y ahí aparece.

Eso es así, queridos aventureros. La inspiración no es más que el reflejo de trabajar y trabajar, como todo.

Otras veces, aparece por una chorrada.

He dicho mil veces y si no entra en mi Twitter y lo verás, que soy muy fan de la lucha libre. Prowrestling for the win para mí. Empecé volviendo a engancharme a WWE después de mil años sin verla y luego pasé a NJPW y AEW y hasta ahora.

Pero todo pasó con el Summer Slam de 2015 cuando el actor Stephen Amell, protagonista de Arrow participó en un combate por parejas junto con Neville contra Stardust y Barret.

Fue ese combate, por salir el actor ya que entonces era muy fan de Arrow, lo que me hizo regresar a la lucha.

¿Qué tiene que ver esto con la novela? Espera, que ya voy llegando.

En ese mismo programa hubo otro combate que me llamó la atención. Roman Reings y Dean Ambrose contra The Wyatt Family. Y ahí, a mi Ambrose me hizo mucha gracia. Tanta, que me hice fan y empecé a rebuscar.

Cuando yo me hago fan de algo, lo veo todo. Y quiero decir todo. Me hice fan de Ambrose y eso significó que busqué hasta la pelea más antigua que tuviera, cuando aún era Moxley en las indies hasta llegar a sus peleas en FCW y NXT. Y de ahí, a WWE con Roman y Seth haciendo el trio The shield.

Que voy llegando, en serio.

Pues viendo combates de estos tres, me tropiezo con una vez que intervinieron para impedir que la Autoridad, en esos años eran Triple H, Kane, Randy Orton o Batista, no recuerdo, dieran una paliza a Daniel Bryan, que acababa de ganarle un combate a Triple H. En un instante del lio que se formó ahí con tanta gente por medio, los tres arrinconaron a Triple H en el ring, rodeándole y dando vueltas a su alrededor amenazantes como una jauría de perros y uno de los comentaristas los llamo los sabuesos de la justicia, que era su sobrenombre.

Y ahí, justo ahí, se me hizo una lucecita en la cabeza.

Los tres iban siempre de negro, actuaban como un solo y atacaban en grupo. A mí no me parecían perros, me parecían lobos.

Y ¡hola, idea!

Si, los tres hermanos lobos del relato 3 hermanos y de la futura novela están inspirados en un grupo de tres luchadores.

¡Bienvenidos a mi cabeza!

Quitando que me inspiré en su físico un poco y usé sus nombres reales para nombrarles, no tienen nada que ver con las personas. Estos personajes son ficticios y nada parecidos a los reales. Están inspirados y ya.

Volviendo a la idea.

Ya la tenía, ahora había que trabajarla. Y creé el relato.

Pero después de escribirlo y hacer otras cosas más, sentía que le faltaba algo. Faltaba historia que contar. Pero no sabía como hacerlo.

La prueba de que no tenía ni idea de cómo hacerla está en que ha salido al tercer borrador. He cambiado la historia tres veces, desde puntos de vista a momento y trama.

Al principio tenia pensado contar su infancia. Era una idea muy bonita pero aburrida. A lo mejor un día lo hago, tal vez en un futuro relato. Pero no era para la novela.

Luego pensé en contarlo a medio camino. Aun juventud y antes del relato. Pero tampoco me convenció.

Y, entonces, decidí seguirlo a partir del relato, usando lo que había escrito en los otros borradores como información para cuando hablaran de momentos compartidos en el pasado. Eso es algo que luego usaría más tarde para ayudarme a escribir otro borrador, pero eso es ya otra historia.

Así que la novela parte desde lo ocurrido en el relato, el cual he revisado todo lo posible para incluirlo en la novela, como una especie de introducción.

Y a partir de ahí, la historia se va desgranando en lo ocurrido antes de todo eso, en las consecuencias de las acciones de los protagonistas y en detener por todos los medios a La Orden, que sigue avanzando en sus planes de destruirles.

Y, a pesar de que los tres salen en esta historia, la trama se centra más en los dos pequeños, que son también pareja. Aclaro que cuando digo que son hermanos, no lo son de sangre, muchas gracias. No están realmente emparentados. Se criaron juntos y eso, pero ya. Y estos dos siempre han tenido una relación distinta entre ellos a la que tenían con el tercer hermano.

Pues siguiendo a esos dos es como va a avanzar la historia, ya que uno de ellos, Colby trabajó con La Orden y su pareja le va a ayudar a fastidiar uno de los planes de la organización. Solo que cuando van a hacerlo, se encuentran metidos en otro lio y van a necesitar ayuda. Ahí volverá a aparecer Aidan, ya que es al único que conocen y que no intenta matarlos.

Luego la cosa se lía mucho más y espero no liarme yo tanto cuando me ponga a hacer la sinopsis… que mal las hago.

Esta novela y su relato anterior van justo después de Dagas de venganza. De hecho, si has leído el relato verás que, cuando aparecen los de Kamelot haciendo su cameo maravilloso, hablan sobre el incidente de Nueva Orleans y lo que han descubierto allí. Así que lo sucedido en el relato y en la novela viene un mes o dos escasos después del fin de Dagas de venganza.

Ha sido bonito recuperar a Aidan. Había olvidado lo muy cabezota que es, el chiquillo. Va a matarme a disgustos a mi y al resto. A ver si consigo que acabe la saga vivo…

Y eso es todo lo que puedo contarte por ahora de la novela. Esto y que la sacaré a la venta en Amazon el día 28 de febrero. Ya no queda nada.

En el próximo podcast te hablaré un poco más de los personajes, para que los conozcas y adores como yo lo hago.

Recuerda que puedes encontrar mis otras novelas en Amazon, buscando por mi nombre, Eva Tejedor, y en mi blog, miaventuradeescribir.com

También que tengo un Patreon en el que puedes colaborar, y también un Ko-fi.

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Y dicho esto, me despido hasta dentro de quince días.

¡Hasta la próxima, queridos aventureros!

Escucha «Mi aventura de escribir: Lobos. inspiración.» en Spreaker.

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Recopilatorio de posts sobre la nueva novela, Lobos.

Recopilatorio de post sobre la nueva novela, Lobos.

lobos

Primero, ¡Feliz año nuevo! Espero que hayas tenido una buena salida y entrada de año y lo hayas pasado bien.

Segundo, avisarte de que, tras pensarlo detenidamente, mi próxima novela pasará de llamarse Lobos de Davenport a Lobos. No sé, me suena mejor de esta manera.

También avisarte de que ya tiene fecha de salida fijada.

El 28 de febrero.

¿Por qué ese día?

Por nada en particular y por todo. Me daba buenas sensaciones la fecha.

Y dicho todo esto, avisarte también de que los próximos dos meses serán solo de promoción de la novela en el blog. Habrá un sorteo para conseguir la versión digital y enseñaré la portada y todo lo demás. Espero que me de tiempo a todo.

Ahora, el post.

He aquí el recopilatorio de post sobre la novela y sobre el proceso de crearla durante estos meses. Espero que te gusten.

Empezamos con las notas

Creando personajes

Creando mundos

Personajes rebeldes

Fanfiction y la inspiración

Reescribir el borrador

Necesito un malo

Construyendo al malo

Personajes secundarios

Personajes con alma

El pasado nos persigue: Colby

Joe, el corazón del lobo

Y vuelta a cambiar el borrador

¿A la tercera va la vencida?

Por qué he descartado otros borradores

Progreso de la nueva novela

Lobos de Davenport

Esto es todo lo que necesitas para ponerte al día con el progreso de la novela, que está a puntito de salir.

¡Estoy deseando enseñártela!

Recuerda también que tengo otras que puedes leer si no lo has hecho ya y que puedes participar echándome una manita con mi Patreon, donde tienes contenido exclusivo e invitándome a un Ko-Fi.

¡Nuevo podcast! Mi aventura de escribir: El juego de Schrödinger

Podcast: Mi aventura de escribir: El juego de Schrödinger.

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Escucha «Mi aventura de escribir: El juego de Schrödinger» en Spreaker.
¡Hola! ¿Qué tal, queridos aventureros?

Bienvenidos a un nuevo episodio del podcast de Mi aventura de escribir. El podcast que no iba a existir y que ya lleva cuatro programas. ¡Ole!

Soy Eva Tejedor, autora de fantasía urbana y hoy te voy a hablar sobre mi tercera novela El juego de Schrödinger, continuación de la saga Comunidad Mágica vs La Orden.

A ver como lo hago porque esta historia tiene varios giros que si se me escapan, te la estropean del todo. Así que aquí hoy no me verás explicándote personajes y situaciones, ya que, salvo el protagonista principal, el resto debe permanecer en secreto o no tendrá gracia cuando la leas.

¡Vamos allá!

El juego de Schrödinger es un thriller con tintes paranormales en donde un simple asesinato puede convertirse en una conspiración a nivel mundial y un asesino en serie puede acabar siendo un monstruo de pesadilla. Literalmente.

La historia empieza con un asesino en serie, al que la prensa llama el asesino de la caja, apareciendo en comisaria y pidiendo, a cambio de su testimonio y el paradero de su ultima victima, hablar con el detective William Moore.

El detective Moore no trabaja en ese caso. Ni siquiera vive en esa ciudad. Pero se ve obligado a ayudar a la policía de Detroit con el caso cuando conoce al asesino.

¿Por qué? ¿Cuáles son las razones ocultas de cada uno, policía y asesino? ¿Quiénes son?

O, deberíamos preguntar mejor… ¿Qué son?

El juego de Schrödinger es una historia en la que nada ni nadie es lo que parece, empezando por sus protagonistas.

Esta novela es parte de la Comunidad Mágica contra La Orden y vamos a conocer a gente nueva, como el detective Moore y a reencontrarnos con personajes que ya conocemos, como por ejemplo Lance Lothsome, quien forma parte de la novela Kamelot 2.0.

La idea de esta novela salió de mi amor incondicional por la película Seven. El hecho de que los cadáveres aparezcan descuartizados y en cajas, por ejemplo, es un homenaje a ese final maravilloso de la película. También lo es la aparición del asesino en comisaria, igual que cuando John Doe se entregó, ensangrentado, porque quería hablar con los detectives que se ocupaban de su caso.

A partir de ahí la cosa varía, obviamente. Eso es solo el principio de la historia y hay mucho más escondido detrás de las intenciones del asesino. Él no solo quiere hablar con un policía.

Él quiere a Will Moore.

El problema está en que Will Moore no trabaja para la policía de Detroit, como ya he dicho, si no para la de Nueva York, donde también vive. No sabe nada del caso, ya que ha pasado una temporada infiltrado y no ha mirado mucho las noticias y no conoce de nada al asesino.

Aun así, el FBI aparece en su puerta y le obliga a acompañarlos a Detroit para interrogarle y así averiguar que relación tiene con el asesino.

Resulta que tienen algo en común. Ninguno de los dos es humano.

Porque Will Moore es un lobo.

La historia de Will, el protagonista, es algo particular y se va desgranando durante la novela. Pero te voy a hacer un resumen rápido.

Will es un lobo alfa de la manada de Chicago. Tanto él como su primo Zack son los siguientes en la línea de sucesión, pero liderar la manada nunca ha sido el sueño de Will, por lo que decide dejar vía libre a su primo y marcharse de Chicago para ir a vivir a Nueva York. Allí, el alfa local que no tiene descendencia ninguna, le acepta como siguiente para cuando se jubile. Aunque para eso queda todavía mucho. Mientras, Will sigue con su trabajo de policía, trabajando infiltrado para narcóticos y es bastante feliz entre su trabajo y sus líos de faldas con humanas. Por ahora no tiene intención de sentar la cabeza con ninguna loba.

Como habrás comprobado, Will es un poco bala perdida pero como no espera responsabilidades a corto plazo ha pensado divertirse mientras pueda y como pueda.

Esa es su vida hasta que el FBI, con el agente Mark Lewis a la cabeza, aparece en su apartamento, lo mete en un avión y lo lleva de urgencia a Detroit para interrogarlo.

Allí tendrá que tratar con las sospechas de todo el departamento, los detectives al cargo y del mismo FBI. Para su suerte, recibirá alguna ayuda inesperada. La empresa Kamelot ha enviado a su mejor hacker, Lydia Lake y a su jefe de seguridad, Lance Lothsome, para echar una mano con este caso.

Porque el asesino ha declarado que aun tiene escondida a su ultima victima y que sigue con vida… por poco tiempo. Todos deberán trabajar contra reloj para descifrar las pistas que el asesino ha ido dejando y tratar de encontrar a la victima.

Cuando Will descubre que el asesino no es humano, se ve obligado a pedir ayuda al Consejo de la manada ya que intentar resolver el caso con pistas que no puede compartir con el agente Lewis va a complicarle mucho la vida.

Y en esta novela, por primera vez, vamos a ver a La Orden actuar. Aun sutilmente, pero lo hará. O no tan sutilmente, la verdad…

¿Cómo de sutil son los linchamientos? Nunca me ha quedado claro eso.

En fin… También vamos a escuchar hablar de una criatura nueva en este universo. Una que no es muy común incluso para los mismos miembros de la Comunidad.

El hell hound o sabueso del infierno.

Estas criaturas son usadas por los demonios como lo que son. Sabuesos. Perros de presa y caza. Los usan para cobrar deudas, acabar con enemigos o torturar y acabar con humanos.

Su aspecto es el de un perro monstruoso, del tamaño de una vaca y un mal carácter de espanto. Y son implacables. Una vez que fijan su mira en una presa no la dejan escapar con vida.

Adorable, ¿verdad?

Me encantaban los hell hounds de la serie Supernatural, y eso que ahí eran invisibles al ojo humano. Solo podían ser vistos por aquellos que eran sus presas. Aquí pueden ser vistos a voluntad e incluso tomar forma humana y hablar, aunque de una manera bastante limitada.

Como te he mencionado antes, la base de la trama esta inspirada en la película Seven, protagonizada por Brad Pitt y Morgan Freeman y que, hoy en día, me sigue poniendo los pelos de punta.

Pero el titulo no tiene nada que ver con esa peli. Soy muy patética haciendo títulos, como habrás notado, pero al menos intento que tengan un significado especial.

El juego de Schrödinger está sacado de la paradoja de Schrödinger, un experimento imaginario concebido en 1935. En dicho experimento se plantea que existe una caja opaca en cuyo interior hay un gato, una botella de gas venenoso y un dispositivo con una partícula radioactiva con un 50% de probabilidades de desintegrarse en un lapso de tiempo.

Así que hay un 50% de probabilidades de que el gato este vivo y otro de que este muerto.

No me voy a enrollar con eso y si quieres una explicación mucho mejor y más simple, ved TBBT que lo cuentan genial. A ver de dónde te crees que me enteré yo de la dichosa paradoja esa.

Al tener una victima escondida supuestamente viva y en una caja el asesino juega con el nombre de dicha paradoja, diciendo que hay un 50% de que la encuentren con vida.

Y de ahí viene el nombre de la novela.

Ya, debería haber buscado algo más simple y que llamara más la atención pero entonces rompería con mi racha de malos títulos.

Si has leído la novela, deberías saber que hay una especie de continuación en modo relato corto con los personajes justo después de lo ocurrido en el final de la novela y metiéndolos de cabeza en otro lio parecido y que les vinculará con las demás historias. Más aún.

Se llama El juego de La Orden y lo puedes encontrar en mi Patreon, si te interesa.

Y hasta aquí hemos llegado con esto porque si te cuento más de esta sí que te la destripo y perdería la gracia. Es una puñeta que no pueda contar casi nada sin estropearte la trama.

Si te ha gustado lo que has escuchado, recordarte que puedes encontrar esta y las demás novelas en mi pagina de Amazon, buscando por mi nombre, Eva Tejedor, y en mi blog.

¡Espero que la disfrutes!

Nos escuchamos en quince días con la siguiente.

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¡Nuevo Podcast! Mi aventura de escribir: Jack T.R.

Jack T.R. Podcast.

Aquí te dejo la transcripción y el link para escuchar el nuevo episodio del Podcast del blog.

Hoy te voy a hablar de mi novela Jack T.R. y todo lo que la rodea. Mis ideas iniciales, inspiraciones, personajes, trama…

¡Disfrútalo!

Escucha «Mi aventura de escribir: Jack T.R.» en Spreaker.
Recuerda que puedes conseguir una guía gratis sobre criaturas sobrenaturales solo con pinchar aquí.

¡Hola! ¿Qué tal, queridos aventureros?

Bienvenidos de nuevo al, ahora sí, podcast de Mi aventura de escribir. Soy Eva Tejedor, autora de fantasía urbana y hoy voy a hablarte un poco sobre mi primera novela, Jack T.R.

Si recuerdas, en el anterior programa dije que era posible que fuera cosa de una sola vez. Vale, pues no. Me han animado a hacer un par de programas más y a eso voy.

Por ahora, solo serán sobre mis novelas. Son cinco y cinco programas haré.

Bueno, pues como te iba diciendo hoy voy a hablarte sobre mi primera novela, Jack T.R.

Jack T.R. es una historia de fantasía urbana y thriller sobrenatural en la que te cuento como el detective Charles Andrews, su protagonista, sufre sueños premonitorios que le muestran los recientes asesinatos que se están produciendo en su ciudad, Chicago.

Necesitará la ayuda de Aidan, un peculiar librero que le dará las pistas necesarias para descubrir la identidad del asesino y le guiará por un mundo desconocido y oculto al que no tienen acceso la mayoría de los humanos.

Jack T.R. es una novela en la que mezclo fantasía, thriller, policiaco e intriga en una forma que espero sea entretenida para quien la lea.

La idea de esta novela vino… bueno, la idea original no era para una novela. Era para un fanfic.

Para los que no estén familiarizados con ese término los fanfics son historias que los fans de ciertos libros, artistas, series o películas crean para entretenerse.

Yo estaba jugando con la idea de un fanfic que mezclara a los protagonistas de Sobrenatural y a los de Mentes Criminales. Como a los protas de la primera los buscaba el FBI por la segunda temporada y se les acusaba de asesinatos y profanación de cadáveres pensé que sería divertido usar al grupo de Mentes Criminales para analizar a Dean Winchester y que vieran que los hechos y el perfil no cuadraban.

Pero, para eso, necesitaba un asesino que cuadrara en el perfil del FBI y que fuera sobrenatural para que llamara la atención de los cazadores.

¿Y quién mejor que Jack el Destripador?

En una conversación con mi querida amiga Kitty por Messenger (nótese la de años que hace de eso, allá por el paleolítico o así) comentamos una noche el caso de Jack y como nunca se descubrió quien era el asesino. Se hablaba de conspiraciones, de familias adineradas que no querían que se descubriera que uno de sus miembros era un asesino, de ocultar la verdad…

La verdad es que hubo un poco de todo, pero la falta de medios y la incompetencia de la policía de esa época no ayudó nada. Se contaminaron o perdieron pruebas importantes, los cuerpos se limpiaron antes de sus autopsias, no se les dio importancia a los asesinatos al ser todas prostitutas y en un barrio de mala vida… Y la prensa se cebó con el asunto dando pistas y contando una investigación en curso, lo que ayudaría al asesino a escapar de la justicia.

¿El resultado? Una lista de sospechosos kilométrica y ningún detenido.

Fue por esa lista de sospechosos (y el saber que alguno de ellos se suicidó o se volvió loco durante la investigación) por lo que jugamos con la idea de que el asesino fuera un demonio. Uno que fuera poseyendo a varios hombres distintos para cometer esos crímenes y luego volviera al infierno.

¿Y si el asesino no huyo? ¿Y si regresó al infierno con un exorcismo?

Y así salió el fanfic.

Años después, cuando empecé a considerar en serio la idea de dedicarme a escribir, decidí coger ese viejo fanfic y reescribirlo para convertirlo en una novela.

Había que cambiar muchas cosas, eso sí. No podía haber nada sobre las series en las que estaban inspiradas por lo que solo conservé a Jack y sus asesinatos.

Nada más.

Una de las cosas que cambie fueron los personajes. Y no me refiero solo a los nombres, si no a cambiarlos por completo. A crear nuevos que no tuvieran nada que ver con lo anterior.

Así que fuera FBI y cazadores, bienvenido detective Andrews.

Charles Andrews fue el primer personaje que creé y al primero que conoces al empezar la novela. Charles es un detective de la policía de Chicago, de homicidios. Ya anda por los cuarenta, es castaño, alto y algo pesimista.

Su carácter es así porque no es la persona más feliz del planeta, precisamente. Eso es causado por los sueños premonitorios que sufre desde su adolescencia. Es una herencia familiar que viene desde la rama paterna pero que varía en su forma de manifestarse en cada miembro. Por ejemplo, su padre podía ver asesinatos en sus sueños pero con un día de antelación.

Charles, sin embargo, los ve en el momento de ocurrir, lo que no le sirve de mucho para detenerlos. Y, para fastidiarle un poco más, su don no le deja ver la cara del asesino lo que resulta frustrante.

Es un buen tío, a pesar de todo. Intenta hacer su trabajo lo mejor que puede aunque muchas noches no duerme. Esos mismos sueños le han obligado a apartarse de la gente. Es complicado tener intimidad con alguien cuando pasas media noche gritando mientras duermes y no puedes explicarlo sin que piensen que estás loco.

Charles no sabe aún en lo que se está metiendo. Para él, esto es solo otro psicópata asesinando mujeres en su ciudad. Hará lo imposible por detenerlo, pero no sabe que está persiguiendo. No aún.

Y por otro lado, tenemos al segundo protagonista de esta historia. Aidan Kelly, dueño de la librería El pergamino.

Veras, Aidan es alguien muy especial y su librería también lo es.

Aidan es un hada. Vivía en Nueva Orleans junto a sus padres cuando el Katrina se los arrebató. Aidan fue, entonces, a vivir a Chicago con sus abuelos paternos, los cuales se dedicaban a llevar la librería.

Lo que no sabía el chico es que la librería era una zona neutral, algo que en el mundo sobrenatural es sagrado. En una zona neutral, todo aquel que entre está obligado a no atacar a nadie ni a realizar nada que implique magia.

Y si alguien viene buscando protección allí, sea quien sea, se le deberá conceder.

Aidan acabaría siendo el encargado de proteger esa zona neutral un poco antes de lo esperado cuando su abuelo enfermó de Alzheimer.

Esa protección va en la sangre de su familia y son los únicos que la pueden activar

Aidan es un buen chico, atrapado en una herencia y una obligación que no desea pero que no puede abandonar. Ha tenido que dejar de lado su propia vida para seguir con el legado de su familia. Además, es empático. Puede ver y sentir cosas cuando toca a la gente o algunos objetos.

Tanto él como la librería tienen un papel importante, no solo en este libro, si no en la saga.

Aidan, también, es el único lazo entre la Comunidad Mágica y La Orden ya que ambos hacen negocios con él, al encargarles libros especiales.

Y hasta aquí los protagonistas. A parte de estos dos, que son los más importantes, hay otros personajes a los que prestar atención en el libro.

Quitando a Jack, podríamos contar con cuatro secundarios importantes y varios más de relleno que hacen bien su papel. Como son demasiados y si hablo de más de algunos te estropeo la historia, voy a hablarte de dos secundarios que tratan, sobre todo, con Aidan.

Uno de ellos es Julian Martin. Julian es un fantasma, un tipo que murió en el año 1850 a la edad de 25 años en Connecticut tratando de averiguar qué fue lo que mató a su mujer, Sarah.

Su esposa hizo un pacto con un demonio, cuando él tuvo un accidente y cayó de un caballo rompiéndose la espalda. Ella hizo el pacto (sin saber realmente lo que hacía) y Julian se recuperó, milagrosamente. Tiempo después, el demonio vino a cobrar su deuda y envió a un sabueso del infierno a por ella. Julian no supo del pacto hasta que, después de obsesionarse con el asunto e investigarlo, acabó encontrando a alguien que le explicó lo ocurrido. Su vida acabaría al recibir un tiro por la espalda, poco después de descubrirlo.

Su alma quedó ligada a un guardapelo que siempre llevaba consigo y que contenía un mechón de su cabello y del de su mujer junto con una foto de ambos. Ese guardapelo pasó de mano en mano sin que nadie supiera de la existencia del fantasma hasta que Aidan se lo encontró en un mercado callejero.

Lo compró con la intención de dar descanso a su alma pero Julian le convenció para que no lo hiciera y le dejara permanecer con él. El chico no tuvo corazón para negarse y Julian acabó viviendo en la librería en cuya caja fuerte se guardaba el guardapelo.

Aidan siempre teme que, un día, Julian se convierta en un poltergeist y pierda la cabeza. Eso es algo que les ocurre a los fantasmas que pasan demasiado tiempo en el mundo de los vivos. Y si eso pasara, él tendría que destruir el medallón antes de que el otro haga algo de lo que tuviera que lamentarse después.

El otro personaje secundario que vigilar es Rolf. Eric Rolf es un vampiro perteneciente al nido de Chicago y a las órdenes de Karl, su creador. Rolf nació en 1835 en San Petersburgo y fue allí donde conoció a Karl. Ambos dirigen su nido que actúa en la ciudad como una banda de moteros, Los vampiros, quienes distribuyen y venden armas y drogas por toda la zona.

Rolf también es el encargado de las relaciones públicas del nido con el exterior. Y el encargado de tratar con Aidan cuando su jefe le hace algún encargo. Ese trato ha hecho que le coja cariño al chico y eso, en un futuro, va a ser importante.

Con esto ya te he presentado a los protagonistas, a dos secundarios, sabes quién es el asesino (eso se descubre pronto, no te destripo nada, no te preocupes), sabes de que va la novela, más o menos… Espero que eso sea suficiente para que te animes a leerla y a descubrirla del todo, porque solo te he contado un mínimo porcentaje del total.

Además, descubrirás como está conectada a las demás.

Lo cierto es que cuando empecé a escribirla, no tenía intención de que fuera una saga. Iba a ser una historia única. Punto.

Durante la corrección, ya había empezado el borrador de la siguiente, Kamelot 2.0 y pensé que sería divertido poner un detallito sobre la nueva en la primera. Solo una cosita pequeña que pasara desapercibida hasta que leyeras la siguiente. Algo para los frikis de los detalles.

Que los hay. Yo soy uno de ellos.

Fue al acabar Kamelot 2.0 cuando decidí que podían estar en el mismo universo, que podían estar relacionadas y que ese mundo podía ser más amplio de lo que había imaginado.

Además, había encontrado a un malo perfecto y universal.

La Orden.

Ya te contaré más sobre Kamelot 2.0 y su relación con esta y las demás en otro episodio del podcast Mi aventura de escribir.

Mientras, espero que te animes a leer Jack T.R.

Puedes encontrarla en Amazon y en mi blog.

¡Nos vemos!

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Castle, el escritor protagoniza su historia.

Castle, el escritor protagoniza su historia.

castle

Castle hace ya bastante que está fuera de antena pero los que aun quieran ver algo pueden encontrarla en el canal AXN.

¿Quién no conoce Castle todavía?

¿En serio? ¡Mal, muy mal hecho!

Castle es el sueño de cualquier escritor convertido en serie. Encontrar tu musa y poder seguirla a todas partes mientras trabaja para inspirarte.

Castle es una serie de televisión que estuvo emitiéndose desde el 2009 al 2016 con 173 episodios y ocho temporadas.

La serie la protagonizaban Nathan Fillion, al que los más frikis conocíamos de Firefly, y Stana Katic. Ambos daban vida a Richard Castle, un escritor de bestseller que está pasando una leve sequía desde que decidió cargarse al protagonista de su saga más famosa y la detective Kate Beckett, una detective de Nueva York que interroga a Castle a causa de unos asesinatos que son muy parecidos a los que escribió él en su saga de libros.

Así es como empieza una serie que iba a tener más importancia de lo que se pensaba en un principio ya que la química que destilaban los dos protagonistas era tan buena y divertida que la serie tuvo mucho éxito.

Fue una verdadera pena que esa química se perdiera con los años hasta el punto de que los actores acabaran mal, lo que llevó a la productora a tomar la decisión de despedir a Stana del show. Aquello no gustó nada a los fans, que llamaron al boicot de la serie y la productora decidió, finalmente, cancelar la serie.

Al parecer las cosas llegaron a un punto en que no podían ni estar en la misma habitación juntos. Lo dicho, una pena.

Pero dejando los líos de los actores aparte, que no nos interesan realmente, la serie en sí es muy divertida, entretenida e interesante para un escritor. Por primera vez vemos a un escritor pasando por las rachas de bloqueo, pidiendo consejo a otros escritores (salen varios famosos en las primeras temporadas, incluyendo a Stephen J. Cannell, creador de muchas de las series de mi infancia), reescribiendo, viviendo el proceso de creación, saltándose fechas de entrega… Vamos, lo normal.

Y te sientes tan identificado… salvo por el pisazo enorme y la pasta que tiene él, claro.

Lo gracioso es que Castle es un personaje muy famoso y querido en la ciudad y hace donaciones de todos los colores con lo cual cuando se le antoja seguir a la detective Beckett porque la ve como la musa para su siguiente saga de novelas y futura protagonista pues… lo tiene fácil. El alcalde mismo le da permiso.

Así que la detective Beckett (quien en el fondo es muy fan del escritor) acaba por tener que llevar pegado a sus talones al escritor y aguantarle las tonterías mientras el otro va tomando notas e interfiriendo.

La típica «buddy movie» pero versión serie que siempre funciona tan bien. Mira que bien les salió después Lucifer con la misma formula XD

Como escritor te sentirás identificado en las primeras temporadas. A mí, personalmente, me pierde a partir de la quinta, pero se puede ver entera sin sufrir demasiado.

¡Y recuerda! Puedes conseguir mis novelas en Amazon y en la Tienda del blog.

También puedes suscribirte al blog y conseguir gratis el relato 3 hermanos.

¡No te los pierdas!

Charles Andrews y sus poderes

Charles Andrews y sus poderes.

charles

Si eres de los nuevos que aún no se ha leído mis novelas no tendrás ni idea de quien carajo es Charles Andrews.

Estarás preguntándote… ¿Quién es ese fulano y por qué le haces una entrada a él y sus poderes? ¿Es un superhéroe?

Pues no. Charles era y es un tío de lo más normal.

Charles trabajaba de detective en la policía de Chicago, en Homicidios. Lo conocimos cuando llegó a su vida y a su mesa varios casos de asesinatos de mujeres a manos de un psicópata que resultó ser alguien más… complicado.

Pero Charles no solo es un detective. No solo investigaba los casos y no solo estaba ligado al asunto por su trabajo.

Charles soñaba con los asesinatos de esas mujeres.

Ese es su poder.

Durante siglos, los varones de su familia han sido poseedores del don de la premonición. En cada caso se manifestaba de una manera distinta, eso sí. Unos podían ver cosas con días o meses de antelación, otros con horas… Charles lo ve en el momento en que ocurre, no dejándole nada de tiempo para actuar.

En parte es esa la razón por la que se hizo policía. Y en una parte muy grande es la razón por la que su vida social es un puñetero desastre.

Sus premoniciones son, para más INRI, mediante sueños. Normalmente, se despierta gritando ya que ve y sufre el asesinato desde el punto de vista de la víctima.

Su última pareja seria se marchó a causa de esas pesadillas que ella pensaba eran a causa de su trabajo. Y él nunca la sacó de su error.

Lo que no sabe Charles es de donde salen sus poderes. Es algo que aprenderá en un futuro y no voy a destripártelo (creo que no lo he dicho antes… tampoco estoy segura XD) pero ya se comentará en algún momento y en alguna de las novelas.

Pero vamos a decir que tiene más que ver con la Comunidad de lo que él mismo piensa.

Sus poderes son lo que le hacen especial en más de un sentido. Esos poderes le hacen sentir empatía por las víctimas. Vive sus últimos momentos, su sufrimiento, su dolor, su desesperación. Ese poder le aterra y odia a partes iguales, ya que hace su vida más miserable.

Cuando acabé de escribir Jack T.R. mi primera idea era hacer la continuación. Había acabado tan encariñada con Charles y Aidan que quería seguir con ellos. Pero aparecieron Arthur y compañía y nunca terminé el borrador de esa continuación. Por ahí está guardado.

No tengo prisa. Reuniré a Charles y Aidan en un futuro porque ese es su destino. Pero no aun y no como lo tenía planeado pero volverán a verse las caras.

Y sé que mi librero se va a alegrar mucho.

Recuerda que puedes conseguir Jack T.R. gratis en el blog

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¡No te los pierdas!

 

 

Reina Roja de Juan Gómez-Jurado

Mis libros favoritos: Reina Roja de Juan Gómez-Jurado.

reina roja

Te he hablado de Todopoderosos, uno de mis podcast favoritos y lo que eso me hizo descubrir. Tres cómicos maravillosos (Arturo, Monaguillo y Javi Cansado), un director de cine excepcional (Rodrigo), un dibujante de comics del que presumir (Carlos Pacheco) y un escritor talentoso a más no poder (Juan).

Y del escritor y su ultima novela vengo a hablarte hoy.

Juan Gómez-Jurado no solo es uno de los mejores escritores españoles de la época. También lo es del mundo.

Sus novelas se han traducido a cuarenta idiomas y se venden en todo el planeta. Encima, son adictivas. Las empiezas y no paras hasta acabarlas.

Si además tenemos en cuenta que su autor es lo más majo y sencillo del mundo, apaga y vámonos. Juan es capaz de pasar tres horas firmando, que le cierren la librería donde está y ponerse a firmar otras dos horas más usando una papelera o lo que pille de mesa en mitad de la calle para que nadie se vaya sin firma.

Como persona es un amor. Y yo no soy imparcial con él porque me hizo gracia desde el primer Todopoderosos, la verdad. (Él dice que eso es imposible, pero si alguien sabe tanto de Batman y te lo explica tan bien y defendiendo al personaje, para mi ya es lo más)

Pero si puedo ser imparcial con su obra.

Reina Roja, su ultima novela por ahora, es algo que no se puede explicar sin hacer spoilers, así que ni voy a molestarme en hacerte un resumen. En serio, lo vas a agradecer cuando la leas. Si puedo decirte que engancha, que acabas diciendo lo de “otro capitulo más y me voy a dormir” y no duermes al final. Que sus personajes son fascinantes, realistas, con los que empatizas sean lo que sean. Sufres con ellos, vives con ellos.

La narración es rápida, con un lenguaje ligero y mil referencias que pillas al vuelo.

Vale, a lo mejor no soy tan imparcial con su obra XD

Pero esa novela es simplemente genial. Y Juan es de los que cuida hasta el ultimo detalle de la historia para que todo vaya hilado hiladito.

Hasta el ultimo jodido detalle.

Y no sabes lo mucho que se agradece.

Sacó la novela en noviembre del año pasado, así que si aun no la has leído, estás tardando.

Yo, mientras, esperaré a que escriba la siguiente escuchándole en los podcast.

320 minutos al mes, Juan.

¡Y tú recuerda que puedes conseguir mis novelas (no tan buenas pero igual de entretenidas) aquí en el blog o en Amazon!

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¡Corre!

Jack T.R. Capítulo 10 y final.

Capítulo 10

jack tr

Aidan estaba en su trastienda, frente a la estantería que se encontraba al fondo de la habitación. Movió tres grandes atlas (esos que su abuelo rescató del sótano de una iglesia y que mostraban la ubicación de varios lugares a los que el ser humano no debía ir jamás) para sacar una caja rectangular de madera oscura, cuya tapa tenía un manzano labrado en ella.

 

La abrió y colocó con cuidado el diario en su interior, envuelto en un trozo de tela blanco.

 

Mientras volvía a colocar la caja en su sitio y la ocultaba de nuevo tras los tres grandes atlas, deseó no tener que verlo nunca más.

 

Una hora antes tuvo la última visita de la policía. O, al menos, él esperaba que fuera la última.

 

Había vuelto a ser interrogado sobre Charles. Al parecer su nombre aparecía en los informes del antiguo detective y consideraron necesario ver si estaba relacionado con los recientes sucesos.

 

Si ellos supieran…

 

Los asesinatos de Jack y las muertes de la familia Henricksen en el incendio se habían convertido en un solo caso.

 

Por lo que había oído, los que fueran compañeros de Charles habían barajado primero la teoría de que Henricksen fue el asesino todo el tiempo, matando a su mujer y a su hija, además de al resto de las víctimas. Las heridas de Angela y el cuchillo encontrado entre los escombros y cenizas de lo que fuera el salón de su casa apoyaban esa teoría.

 

Pero el testimonio de un testigo que afirmaba haber visto el día del incendio a un hombre que coincidía con la descripción de Charles y la repentina desaparición del detective les hizo cambiar de idea.

 

Por lo que el ex detective entró en la lista de sospechosos y Aidan dudaba seriamente que saliera de ella algún día. No había manera de demostrar la verdad y Charles no iba a volver para defenderse.

 

La policía no tenía manera de saber lo ocurrido en realidad y que la niña estaba viva y a salvo, bien lejos de ahí. Aidan no quiso saber a donde la enviaba Charles y este no hizo ningún intento de informarle, pero si le aseguró que estaría con una buena familia y segura.

 

Habían transcurrido ya tres meses de todo aquello. El ex detective se marchó a la mañana siguiente del incendio, tras reunir unas pocas de sus pertenencias, su coche y la información que deseaba. Con la ayuda de Rolf y sus contactos pudo salir de la ciudad sin que las autoridades le descubrieran.

 

No era necesario ser un médium ni tener ningún don especial para notar la ira ciega y las ansias de venganza del hombre. El dolor que sentía por perder a sus amigos era inmenso, pero la frustración por no haber descubierto antes lo que aquel demonio hacía con su compañero le estaba matando.

 

No hubo modo de hacerle cambiar de idea cuando este le pidió ayuda para ponerse en contacto con La Orden para averiguar su relación con ella. Incluso Julian, que era bastante partidario de ellos, trató de disuadirle. Charles estaba convencido de que podría evitar otra desgracia así a personas inocentes si sabía cómo ver los indicios desde el primer momento. Que ese conocimiento unido a su adiestramiento como detective sería muy útil para salvar y proteger gente de una manera distinta a la que había usado hasta ese momento, ahora que no podía ser policía.

 

Y Aidan no pudo seguir negándose a darle lo que quería a pesar de que de esa manera Charles se convertía, sin saberlo, en un enemigo para él.

 

Le entristeció pensar que el expolicía pudiera mirarle de manera diferente si supiera su verdadero origen.

 

La Orden, como bien le dijo, no se detenía demasiado en pensar y juzgar antes de destruir cualquier cosa sobrenatural. Y, la mayoría de las veces, eliminaban inocentes sin una pizca de remordimientos.

 

Tenían información que muy pocas personas conocían sobre criaturas que nadie pensaba que existían siquiera y eso les hacía terriblemente peligrosos para gente como el librero.

 

Porque Aidan no era humano. Pretendía serlo, como muchos en esa ciudad. O en el mundo. Pero no lo era.

 

Él era un mestizo.

 

Siglos atrás, varias razas no humanas empezaron a vivir a escondidas en las ciudades, en los pueblos, sin que nadie lo notara. Al principio, solo se emparejaban con los de su misma especie, pero en algún punto eso cambió.

 

Hombres lobo, arpías, brujas, hadas… los mestizos fueron creciendo en número. Nacidos, la gran mayoría, con aspecto humano, pero con algún poder especial.

 

Gente como él llamaba especialmente la atención de La Orden. Más incluso que los mismos seres originales, ya que eran más vulnerables y se les consideraba una aberración. Unos traidores a su raza.

 

Pero, a pesar de esa amenaza, los mestizos no se rindieron. Crearon la contraparte de La Orden.

 

La Comunidad Mágica.

 

Una sociedad secreta y pacifica que se encargaba de mantener el anonimato de todos los seres sobrenaturales y mestizos en las ciudades a la vez que ocultaba sus secretos y su historia de quien pudiera usarlos en su contra.

 

Una sociedad que mantenía el equilibrio.

 

Era por ello por lo que existían lugares como la librería «El pergamino», por lo que había gente como Aidan y su familia. Ellos eran los encargados de evitar que ninguna raza, mágica o no, sobrenatural o no, tuviera más poder que las otras.

 

― Ey, ¿estás listo? — Rolf asomó la cabeza al interior de la trastienda y le miró, arqueando las cejas.

 

Aidan suspiró, regresando al presente y a la tarea que debía enfrentar ese día. Tenía una visita de cortesía que hacer al nido de vampiros, por poco que le gustara.

 

― Casi estoy. Dame un minuto y cojo mi chaqueta. — se alejó de la estantería donde había escondido el diario para dirigirse hacia otra, que estaba en la pared derecha de la habitación.

 

No estaba entusiasmado con hacer esa visita.

 

Los vampiros siempre habían sido cordiales con su gente. Sabían que La Comunidad guardaba el registro más completo sobre su historia, además de libros de hechizos ya olvidados que nadie usaba y a los que era muy aficionado su líder. Karl era muy consciente de ello y nunca disimuló su interés. El viejo vampiro estaba algo más que obsesionado con sus orígenes. Tal vez fuera porque su creador lo dejó a su suerte al poco de traerlo a ese lado. Tal vez no.

 

Pero a pesar de que su relación con el clan de vampiros local fuera bastante buena, seguía sin hacerle ilusión pasar no sabía cuántos días con ellos. También eran contrabandistas de armas y traficantes de drogas, lo que convertía su guarida en algo muy ruidoso e incómodo. No era el mejor lugar para ponerse a descifrar un manuscrito en russenorsk.

 

No era que le necesitaran para traducirlo, en realidad. Estaba seguro de que el mismo Karl podría leerlo mejor que él. El chico sabía que solo era una estratagema para no perderle de vista, después de lo ocurrido con el demonio. A su extraña manera, estaban preocupados por su seguridad.

 

― Está bien. — Rolf entró con cautela en la trastienda, como si esperara que algo le atacase. Aidan casi rio, sabiendo que aguardaba una emboscada del fantasma. ― Oye… ¿Y Julian? No ha aparecido para molestarme.

 

― Julian se ha ido. Hace una semana me pidió que quemara el relicario. — el vampiro le miró, parpadeando sorprendido al oírle.

 

― ¿En serio? ¿Y ese cambio de opinión? Pensaba que no quería irse.

 

― Llevaba una temporada comentándome que tenía problemas para materializarse y que cada vez le costaba más mantenerse corpóreo si hacia algún esfuerzo. — comentó, cogiendo una carpeta marrón de la estantería y guardándola en su mochila. ― Los últimos acontecimientos nos han afectado a todos un poco y creo que tenía miedo de desaparecer sin más o convertirse en un poltergeist.

 

― Lo imagino. Lo siento, era un tío majo… para ser un fantasma, claro.

 

― Lo voy a echar de menos, pero ya era su hora de pasar. Llevaba demasiado tiempo postergándolo.

 

― ¿Quieres hablar de ello? — ese ofrecimiento le hizo sonreír a su pesar. Rolf era de los pocos con los que trabajaba que podía casi considerar un amigo.

 

― Te lo agradezco, pero no. No es necesario.

 

Un suspiro triste se escapó del librero al pensar en el fantasma. Julian había sido su compañero durante años. Su marcha no iba a ser fácil de superar porque Aidan no se permitía a si mismo tener muchos amigos.

 

Cuando, una semana atrás, Julian le comunicó que quería irse no podía decir que le sorprendiera la petición. Había notado que cada vez discutía menos cuando sacaba el tema. Pero le dolió igual.

 

El fantasma había sido bastante claro al explicar sus razones, pero el chico sospechaba que existía algo más que le hizo cambiar de opinión.

 

Aidan salió de la trastienda, cerrando bien la puerta tras él y cogió su chaqueta y sus guantes de piel.

 

― ¿Y tu perro?

 

― Perra. La he dejado con los de la carnicería de la esquina. No podía dejarla sola sin saber cuántos días voy a estar fuera y ellos la cuidaran bien.

 

― Bien pensado. Con suerte esto lo traduces rápido. Ya sabes cómo es Karl para los negocios. Los quiere sin complicaciones y en el acto.

 

― Pues va a tener que ser algo más paciente con esto. No puedo traducirle ese manuscrito en un día, por muy corto que sea. Solo espero que sepa que no va a sacar nada en claro de eso.

 

Los dos salieron. El sol empezaba a ocultarse y la temperatura descendía rápidamente, haciendo que saliera vaho de sus bocas con cada respiración. La Ducati de Rolf les esperaba aparcada frente a la tienda, negra y reluciente. El vampiro hizo su acostumbrada revisión a los alrededores mientras Aidan se aseguraba que la alarma estaba conectada y todo quedaba bien cerrado con llave.

 

― Lo sabe. Solo es curiosidad. Sabemos que cualquier cosa «interesante» sobre nosotros no la va a encontrar en EBay, precisamente. — rio Rolf, encaminándose hacia su moto con el chico pisándole los talones. — Mientras se mantengan con vosotros y no con La Orden, estamos bien.

 

― ¿Por qué las prisas con este papel, entonces? — Aidan cogió el casco que le pasó el vampiro y se lo puso. Era negro y sin adornos. El de Rolf, por el contrario, llevaba el logo de la banda. La discreción nunca fue el fuerte de los vampiros, razón por la cual siempre había tantas leyendas sobre ellos. — Si sabe que no es nada transcendental ¿para qué quiere saber que hay escrito?

 

― Te comenté que Karl piensa que podría haber pertenecido a su creador, ¿verdad? Y ya sabes cómo somos con la «familia». — el chico asintió. Si, los vampiros eran muy posesivos con cualquier pertenencia familiar. Por muy ridícula que esta fuera. — Ahora, sube. Espero que esa chaqueta que llevas sea suficiente. Y agárrate bien.

 

Aidan no tuvo mucho tiempo para replicar antes de que el vampiro se lanzara a toda velocidad por su calle.

 

Odiaba ir con Rolf en moto. Siempre iba rompiendo el límite de velocidad y, podía ser que él fuera inmune a las caídas y se recuperara de cualquier herida en segundos, pero Aidan no lo era y no tenía ninguna intención de acabar estrellado en una cuneta porque Rolf disfrutara tanto de la velocidad.

 

Se agarró fuertemente a la cintura del otro para no caer y usó el más amplio cuerpo del vampiro para escudarse del viento y del frío. Su chaqueta era perfecta para esa época del año, pero no tanto como para ir en moto a toda velocidad. Oyó la risa de Rolf, amortiguada por el viento y el ruido del motor, cuando escondió las manos en los bolsillos de la cazadora de cuero del vampiro.

 

― Ni una palabra.

 

― No iba a decir nada.

 

Ninguno de los dos notó que estaban siendo vigilados.

 

Desde un anodino sedan negro, el doctor Morgan les observaba con unos prismáticos hasta que los vio desaparecer al doblar la esquina de la calle.

 

Se rascó la barba, preocupado. No contaba con el vampiro. Su idea principal había sido abordar al chico en cuanto saliera de la tienda, pero la visita del otro torció sus planes.

 

Cogió su teléfono móvil y usó la marcación rápida para hacer una llamada. Necesitaba nuevas órdenes.

 

― Si, soy yo. No he podido hacerme con el objetivo. Uno de los chupa sangres se lo ha llevado. ― rodó los ojos al oír lo que le preguntaban al otro lado de la línea. ― ¡Claro que estoy seguro! Es uno de los locales. No… No hay rastro del otro. ¿Qué queréis que haga?

 

Morgan frunció el ceño mientras escuchaba sus nuevas órdenes, frotándose la cara, repentinamente cansado. Le acababan de dar una larga guardia.

 

― Bien. Así será. Vigilare hasta que vuelva. Tal vez el otro aparezca antes. ¿Qué hago con el chico si no sabe nada o no habla?

 

Se estremeció mientras cortaba la llamada, las últimas palabras aun rondando por su mente.

 

La Orden había sido clara. Atrapar al chico, interrogarle y eliminarle.

 

Pero, sobre todo, atrapar y eliminar al traidor Charles Andrews.

 


 

¡Y se acabó! Espero que hayas disfrutado con la historia y que quieras seguir a Charles y más personajes en las demás novelas.

¡No te las pierdas!

 

 

Jack T.R. Capítulo 9.

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Capítulo 9

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Charles llegó a su destino poco antes de que se le acabara el plazo que le había dado Jack. Aparcó su Chevrolet, apagando el motor con mano temblorosa, tomándose un minuto antes de salir. Necesitaba calmar sus nervios.

 

El asesino le había enviado a la avenida S. Ridgland. En específico a una de las múltiples y adorables casitas de dos pisos de ladrillo rojizo y tejado beige que formaban una larga fila por toda la calle.

 

La casa estaba rodeada por setos. Estos habían sido cortados en forma rectangular para ocultar la verja, aunque parecía que varias ramas habían empezado a crecer fuera del diseño principal.

 

Caminó sobre los cuatro ladrillos grises que componían el camino de la entrada y vio también signos de dejadez en el césped del pequeño jardín. Nadie había retirado la nieve de la entrada en días.

 

Observando con un poco más de atención notó también que las ventanas tenían las persianas echadas y el correo se amontonaba en el buzón.

 

Su preocupación y sus nervios aumentaron ante esos nuevos descubrimientos. Esa casa donde se encontraba era la de su compañero Henricksen.

 

Y por las señales que estaba viendo parecía que llevaran varios días fuera. En una casa donde vivían dos adultos y una niña pequeña debía haber más movimiento y ruido, no ese lúgubre silencio que parecía haber rodeado todo el lugar.

 

Daba la impresión de que la sombra del infortunio se hubiera posado sobre ella.

 

Eso le hizo sospechar. Creía que Henricksen había sido una elección de última hora del demonio para hacerle acudir a la cita, pero ¿y si le hubiera usado antes?

 

Ese pensamiento le puso los pelos de punta. ¿Significaba eso que Jack había seguido toda la investigación desde el principio? ¿Sabía, entonces, cada detalle, testimonio y pista que siguieron durante el proceso completo?

 

Si eso fue así no le extrañaba que jamás hubieran conseguido acercarse siquiera a él. Siempre estuvo ahí y no se habían dado cuenta.

 

Algo más que el frío le hizo estremecerse. La sola idea de que pudiera haber estado trabajando, codo con codo, con esa cosa…

 

Trató de sacudirse ese mal presentimiento. Al acercarse a la puerta de entrada comprobó que estaba entreabierta. Agudizó el oído y sacó su arma de la pistolera, asegurándose de que estuviera cargada primero. Oyó un leve rumor sordo, como de música, y unos gemidos demasiado bajos para ser notados desde la calle.

 

Empuñó su pistola y entró, lo más sigilosamente que pudo.

 

Había estado varias veces allí para cenar, cuando Angela le invitaba, siempre en navidades o Acción de Gracias. Decía que existían fechas en el año en las que una persona no debería pasar sola.

 

Era una mujer encantadora. Solo esperaba que estuviera a salvo, pensó mientras dejaba atrás el desastre que era el recibidor. El interior de la casa estaba revuelto, con signos de lucha.

 

La música que había creído oír se hizo más clara y pudo reconocer la canción. Era «The Ripper», de Judas Priest. Charles tuvo que reconocer que el cabrón tenía sentido del humor.

 

La música parecía proceder del salón, hacia donde se dirigió. No esperaba encontrarse con tan horrible espectáculo.

 

Jack estaba en el cuerpo de su compañero, de pie junto a la chimenea encendida. Esos odiosos ojos dorados le delataban. A su lado, amordazada y atada a una silla, se encontraba Angela, la mujer de Henricksen. Su habitualmente arreglado cabello rubio estaba revuelto y sucio, la ropa desgarrada y manchada de sangre. Por un segundo temió haber llegado demasiado tarde, ya que no se movía, pero el asesino la cogió bruscamente del pelo y le alzó la cabeza, sacándole un sollozo ahogado.

 

Todo a su alrededor parecía haber sido volcado o roto, llenando la alfombra burdeos de trozos de cristal y cerámica que brillaban a la luz de las llamas. Se encontraban de espaldas de la que debía ser la única ventana con las persianas levantadas de toda la casa, la cual daba al patio trasero.

 

No había rastro de la niña.

 

El bastardo le sonrió, usando el control remoto del equipo de música para apagarlo, cuando Charles sacó su arma y le apuntó con ella.

 

― Bienvenido, detective. Empezábamos a pensar que no vendría. Angie ya estaba impacientándose. — Charles jadeó al fijarse en la cara llena de cortes de la mujer.

 

Angela tenía numerosas heridas su torso y brazos que manchaban de sangre su camisa blanca y la falda gris que llevaba. Algunas solo eran meros arañazos, pero otras se veían terriblemente mal, más profundas y peligrosas. Estaba pálida y casi inconsciente.

 

Empezaba a dudar de que pudiera sacarla de ahí con vida.

 

― ¡Oh, lo siento! Estaba algo lejos de aquí. — ironizó sin dejar de apuntarle con su arma y acercándose un paso más. — Creí que yo era tu entretenimiento, Jack. ¿Por qué no les dejas ir a los dos?

 

― Tres. — le corrigió el asesino, jugando con su cuchillo. Era de hoja larga, ancha y empuñadura de madera, muy parecido al que encontraran anteriormente en la escena del crimen. ― Y no, detective. No sea tan arrogante.

 

― ¿Tres?

 

― ¿Te olvidas de la pequeña Lauren? — al ver la expresión de horror que compuso el policía cuando mencionó al bebe, Jack rio. — Tranquilo, ella será el postre. La tengo reservada para cuando acabe contigo. O tal vez te deje ver como la despedazo, mientras agonizas en el suelo.

 

― ¡Cabrón! ¿Dónde está?

 

Charles miró preocupado a su alrededor, buscando dónde podía haberla escondido. La casa tenía dos plantas y un desván.

 

Y la niña podía estar en cualquier sitio.

 

Mientras trataba calcular en cuál estaría y cuánto tardaría en encontrarla, miró a su compañero. Si Angela estaba mal, su marido no tenía mucho mejor aspecto. Podía ver las líneas de tensión en el rostro demacrado de Gordon. Su piel estaba cenicienta y cubierta de sudor, como si estuviera realizando un gran esfuerzo físico y su traje gris manchado con sangre.

 

Al notar el escrutinio, Jack sonrió torcido.

 

― Tu compañero está aquí. ― el asesino se golpeó la sien izquierda un par de veces con un dedo de su mano libre. Con la derecha seguía empuñando el cuchillo en la garganta de la víctima. ― Sigue tratando de escapar. No sabe que no le va a servir de nada. Solo va a empeorarlo.

 

― ¡Déjales ir! — chilló, preocupado por la seguridad de su compañero y su familia. ¡Maldita sea! La niña empezó a llorar en la habitación de al lado. Suspiró mentalmente de alivio. Ahora sabía que seguía viva y dónde. Solo necesitaba sacarla de ahí antes de que a ese animal se le ocurriera usarla. ― ¡Ya me tienes aquí! ¿Qué más quieres?

 

― ¿Qué quiero? — los ojos del demonio brillaron con una luz siniestra. ― Quiero que veas cómo tu compañero mata a su mujer mientras te cuento cómo le hice destripar a todas aquellas chicas. Eso para empezar.

 

― ¡Cállate!

 

― No sabes cuánto lo disfruté. — con una sonrisa diabólica hizo otro corte en el cuello a la mujer. ― Lo satisfactorio que fue volver a sentir la sangre en mis manos.

 

Esta gimió, la sangre brotando de la nueva herida con fuerza. Jack apretó el cuchillo en la tierna carne, haciéndola más profunda. Charles cargó su arma, horrorizado al pensar que podía haberle cortado la yugular, y disparó.

 

La bala alcanzó al demonio en el hombro derecho. Para sorpresa de Charles, Jack ni se inmutó. Se limitó a mirar la herida con expresión aburrida antes de alzar la vista hacia él.

 

― Disparar no le va a servir de nada, detective. No va a detenerme con eso. Y lo sabe.

 

El detective miró furtivamente hacia la ventana, recordando lo que Aidan y Julian le habían comentado sobre las posesiones. Jack tenía razón. Disparando solo había conseguido herir el cuerpo ocupado, pero no haría ningún daño al demonio.

 

Por suerte, tenían un plan… solo esperaba que funcionara antes de que alguien más muriera.

 

― Déjala ir. ¿Quieres contarme tus estúpidas historias? ¡Adelante! No la necesitas para eso.

 

― ¿En cuánto muera? No. ¿Ahora mismo? Te mantiene a raya un rato más. — Charles gruñó frustrado y volvió a desviar la mirada a la ventana, disimuladamente. ― ¿Está esperando a la caballería, detective?

 

― No hay ninguna caballería a la que esperar.

 

El demonio acarició el pelo de Angela con ternura una vez más, sus manos manchadas de sangre ensuciando las rubias hebras, antes de alejarse hacia la ventana. Charles no dejó de apuntarle con la pistola, siguiendo todos sus movimientos y vigilando de reojo la respiración casi inexistente de la víctima.

 

― Le voy a contar una historia, detective. — comenzó, apartando la cortina y mirando hacia el exterior. La nieve volvía a caer suavemente. ― Cómo conseguí escapar del Infierno donde estuve retenido durante doscientos años.

 

― No me interesa.

 

Jack soltó una carcajada, girándose hacia él.

 

― Oh, que descortés. ¿Por qué no? — cogió de nuevo el cabello de la mujer, tirando para hacerle levantar la cabeza. ― Tenemos tiempo hasta que Angela se desangre, ¿verdad, querida? Aún le quedan unos minutos.

 

― Sigue sin interesarme. — Charles trató de acercarse a la mujer, pero el asesino levantó la mano y le hizo retroceder con esa energía invisible. El policía jadeó, por el golpe y la sorpresa. Se alejó un par de pasos, aliviado al comprobar que en esa ocasión no le había dejado inmovilizado.

 

― No, no. Aún no le he contado como Gordon y yo matamos a esas mujeres.

 

― No te creo. Hubiera notado algo. Él hubiera dicho algo.

 

― Para nada. No podía. No iba a dejar que importunara mi juego con su estúpida conciencia. Le impedí acceder a esos recuerdos y lo mantuve en la ignorancia hasta que salía a jugar. Lo elegí a él desde el primer día.

 

― ¿Por qué? ¿Por qué a él?

 

― ¿Por qué no? Me pareció divertido usar a un policía para esto. Además, fue él quien rompió accidentalmente el sello que me mantenía preso. Se merecía el honor de ser mi recipiente.

 

El asesino le sonrió, siniestro, riendo por lo bajo mientras limpiaba el cuchillo con el bajo de su chaqueta, claramente divertido.

 

― Tú… tú, sin embargo, fuiste un plus en todo esto. — levantó de nuevo la vista hacia Charles, con los ojos dorados brillantes de la risa. ― ¿Quién iba a decirme que me encontraría con el único descendiente de quien me mandó a mi prisión? ¿Quien, además, era capaz de ver lo que hacía en sueños? Eso fue oro. Siempre he querido un testigo de mi arte.

 

― ¿Arte? — no quería ni tenía tiempo de analizar lo que el demonio había insinuado sobre su familia. ¿Descendiente de quién?

 

La expresión de asco del policía hizo sonreír aún más al otro. Era una sonrisa de orgullo.

 

― Si, arte. Entre los míos estoy considerado como un gran artista, detective. Cuando vuelva, seré aclamado, como lo fui hace doscientos años. Pero no tengo intención de regresar todavía. Hay tanto que hacer todavía…

 

Charles volvió a desviar la mirada a la ventana. Algo le había llamado la atención. Algo que llevaba esperando desde que entró a la casa. Se acercó otro paso al asesino, empuñando con más firmeza su pistola.

 

― No pienso permitirlo.

 

― ¿Y cómo vas a evitarlo? Cuando quiera puedo abandonar este cuerpo e irme de esta casa. Y jamás podrás encontrarme, no hasta que sea demasiado tarde.

 

― No, no puedes.

 

Fue ligeramente cómico ver al demonio parpadear sorprendido. Le vio cerrar los ojos y fruncir el ceño cuando no ocurrió nada.

 

― ¿Qué has hecho? — rugió. Charles sacó una bolsita de cuero del bolsillo de sus pantalones y la abrió, mostrándole al demonio lo que contenía, para luego desviar los ojos al suelo donde había dibujado una línea entre el monstruo y él. Era polvo de plata. Según Aidan, eso debería impedir que se acercara más a Charles y le dejaría un poco de margen para lo que tenía que hacer.

 

― ¿Yo? Nada. — el policía se encogió de hombros, intentando aparentar indiferencia mientras tiraba la bolsita de cuero al suelo. ― ¿Recuerdas que dije que no esperaba a la caballería? Eso era porque ya estaba aquí. Ha cerrado todas las salidas posibles para que tú no puedas ir a ninguna parte, bastardo. Y, ahora, estás atrapado.

 

Mientras él estuvo hablando con el asesino, distrayéndolo, Aidan había sellado con polvo de plata todas las ventanas y puertas de la casa.

 

Esa era la primera parte del plan.

 

Ahora debía funcionar la segunda.

 

Guardó su pistola y buscó en el interior de abrigo el papel que el librero le había dado antes de entrar.

 

Le dirigió una mirada desafiante al demonio antes de abrirlo, mientras rezaba para que eso funcionara. Si no lo hacía…

 

― Espero que tengas un bonito viaje hacia abajo. ― Charles empezó a recitar a toda prisa el exorcismo en latín que Aidan había encontrado entre sus libros.

 

― No voy a irme solo. — gruñó el demonio antes de clavar el cuchillo en su propio pecho.

 

― ¡Hijo de puta! — con horror vio como Jack sacaba el cuchillo de su cuerpo y se lo enseñaba, sin dejar de sonreír perverso para luego clavárselo a Angela. Ambas heridas sangraban sin parar.

 

― Ahora, detective si salgo de este cuerpo, tu amigo muere. De hecho, creo que ya está muerto. No noto su estúpido corazón latiendo.

 

Charles se obligó a dejar de mirar al que fuera su compañero durante años. Su amigo. La pena le inundó al recordar todas las veces que había estado en esa casa. La última fue para celebrar el nacimiento de la niña.

 

Dirigió una mirada triste a la pareja y siguió leyendo a pesar de que tenía la vista nublada por las lágrimas.

 

Jack, mientras, seguía buscando una manera de salir de allí, pero al tocar la ventana, se alejó siseando de ella como si le hubiera quemado.

 

Furioso, tiró todos los papeles y libros que había sobre una mesa, que cayeron entre la alfombra y la chimenea. Ninguno de los dos notó cuando empezaron a arder.

 

― Te lo advierto, pienso volver. ¡Y seguiré donde lo he dejado!

 

― Y te estaré esperando, cabrón. ― gruñó el policía antes de finalizar el exorcismo.

 

Aidan estaba fuera de la casa, esperando.

 

Tal como habían planeado, se dedicó a sellar las salidas de la casa con plata, como Julian y él habían leído en uno de los libros copiados a La Orden, mientras Charles entraba. Eso no solo encerraría al demonio en la casa, sino que también debilitaría notablemente su poder.

 

Ahora esperaba a que el policía saliera de allí vivo.

 

No quería ni pensar en lo que ocurriría si fallaba. Tenían un plan de reserva, pero no estaba demasiado seguro de que pudiera convencer a alguien de La Orden para que se ocupase de eso.

 

Tampoco quería pensar en lo que estaría sufriendo Charles al ver a su compañero poseído por ese monstruo.

 

Se estremeció al oír gritos, las voces de dos hombres hablando. El llanto de un bebe. Cosas cayendo al suelo y rompiéndose.

 

El cielo se nubló de repente.

 

El brillante cielo azul celeste con unas pocas nubes que hubiera unos segundos antes, se encontraba ahora cubierto de nubarrones negros de tormenta. Comenzó a nevar con fuerza. Aidan no tardó en empaparse, su ropa mojada pegándose a su cuerpo y haciéndole tiritar por el frío y el miedo al saber que ese fenómeno no era normal.

 

De entre esas nubes negras cayó un rayo, justo sobre el tejado y atravesó la casa, lanzando madera y tejas hacia la calle. El chico se vio obligado a alejarse con rapidez cuando los escombros amenazaron con caerle encima.

 

Y tal como comenzó, se detuvo todo. Las nubes se disolvieron lentamente, dejando de nuevo paso a un cielo despejado y azul. La tormenta paró, la temperatura subió varios grados…

 

Los minutos pasaban y Aidan se impacientaba cada vez más cuando vio humo salir por las ventanas de la planta baja de la casa. Oyó más ruido y más golpes procedentes del interior, preocupándole.

 

¿Qué acababa de ocurrir? ¿Qué era ese rayo? ¿Había acabado Charles con Jack? ¿O, por el contrario, el demonio había salido victorioso?

 

Una de las ventanas estalló, a causa del calor del fuego, llenando el porche de cristales y devolviéndole al presente. Los vecinos de las casas colindantes empezaron a gritar pidiendo ayuda y usando sus móviles para llamar a los bomberos.

 

Charles debía salir rápido de ahí o les iban a pillar.

 

Estaba a punto de entrar a la casa cuando la puerta se abrió y salió por fin el detective, con un bebe en brazos que lloraba sin parar.

 

Fue una imagen que impactó a Aidan. El aspecto sombrío del policía, vestido con su abrigo negro y llevando en un brazo al bebe envuelto en una mantita rosa.

 

Y a sus espaldas, las llamas devorando la casa.

 

Le vinieron a la mente las palabras de Julian sobre por qué alguien perseguía a lo sobrenatural, del por qué alguien se enfrentaba a algo tan terrorífico como demonios, fantasmas y monstruos sedientos de sangre. Y estaba seguro de que el detective acababa de cruzar esa línea.

 

Horas más tarde y ya a salvo en su piso sobre la librería, miraba las noticias mientras terminaba de ponerse ropa limpia que no oliera a humo. Charles estaba en la ducha. La bebe dormía plácidamente en su sofá, con Luna acostada en el suelo a su lado, como si su perra hubiera decidido convertirse en guardián de la pequeña.

 

En su televisor, una guapa presentadora del canal CBS narraba el suceso de una familia entera devorada por las llamas del incendio que había asolado su casa.

 

No decían nada de que el incendio había sido provocado y que las víctimas no habían muerto realmente por el fuego. Eso, imaginó el chico, solo lo sabía la policía y los bomberos, quienes trataban de evitar que el público supiera que sospechaban del compañero de la víctima.

 

Aidan se entristeció pensando en Charles, el cual no podría volver a trabajar como policía. Su vida ahí, tal y como la había vivido, estaba acabada. Ahora tendría que empezar una nueva, bien lejos de Chicago.

 

El hombre permitió ser acusado del asesinato de sus amigos por proteger esa ciudad de un demonio. Perdió su vida entera por mandar a ese monstruo de vuelta al Infierno.

 

Y había descubierto la pasada relación de su familia con La Orden.

 

Demasiado que asumir para una persona normal.

 

Pero, como dijo Julian cuando le conoció, Charles no era una persona normal.