Hoy voy a hablar de una de mis peores enemigas.
Es tan mala como la hoja en blanco y la inspiración que se va de paseo y no regresa.
¿A quién no le ha podido la impaciencia?
Pues a todos.
Dependiendo de si eres una persona más o menos tranquila, te afectara en mayor o menor medida. Pero a todo el mundo, en alguna ocasión, le ha ganado la batalla el deseo de hacer/conseguir algo y que sea ya.
En este mundillo que hemos elegido, igual que en cualquier otro ámbito de la vida, es un enemigo al que debes aprender a manejar.
¿Cuántas historias se han estropeado por las prisas al corregir, al terminarlas? ¿Cuántas veces has pensado al leer algo… “esto tiene un final apresurado”? ¿O te has encontrado con alguna falta ortográfica por que se revisó con prisas? ¿O un fallo en la trama?
Cuando dicen que las prisas son malas consejeras, por algo será. Y esas prisas que te hacen cometer esos errores, vienen por la impaciencia.
Cuando empiezas una historia estas emocionadísima. ¿Verdad? Y te da esa impresión de que tus dedos no van lo suficientemente rápidos. Tu cerebro corre más. El va cuatro o cinco capítulos por delante, lo cual es bueno. Y malo.
Bueno, porque sabes cómo va a seguir la historia. Malo, porque te está haciendo sentir como que no vas a poder plasmarlo todo lo suficientemente rápido, que la idea que tienes en ese instante la vas a olvidar por ir tan despacio.
En los borradores eso no importa realmente. Es un borrador. Todos sabemos los mil cambios que acabara sufriendo, así que… no, realmente no importa mucho. Además, recuerda, para eso están las notas. Si sigues pensando tres capítulos por delante, para, escribe esa idea en papel y luego sigue con lo tuyo. Metete en la cabeza (y de camino se lo comentas a tu cerebro) que lo que nos sobra es tiempo. Normalmente, claro.
Aplícalo al corregir y revisar también. Porque… tu lees… y relees… y vuelves a releer… y quieres acabar. Reescribir puede ser muy divertido. No sabes que vas a cambiar o que nuevo giro surgirá de repente transformando tu borrador en algo mucho más bonito. Pero también puede ser tedioso releer tanto. Mi voto esta en hacerlo poquito a poco, por mucho que desespere. Dos, tres capítulos máximo y luego un largo descanso o empezaras a saltarte párrafos con la excusa de que en el primer repaso ya estaba bien.
Para los que tienen la suerte de saber maquetación y diseño y se autopublican (os envidio terriblemente. Tarde tres horas en aprender a usar un solo botón de un programa de maquetación. Tenéis mucho merito.) ojito también con esa impaciencia. Que por mucho correr, no hagáis una chapuza. Todos estamos deseando ver publicado nuestro libro. Los autopublicados siempre lo conseguirán antes, pero que ese deseo de verlo en el escaparate on line no os haga cometer el error de ir con prisas. Que luego esos errores no se olvidan.
A mí la impaciencia me puede como a la que más. Siendo como soy una “Mari Nervios”, llega a frustrarme mucho. No solo en esto, en todo. Treinta y cinco años peleando con eso me ha enseñado a domarlos un poco. A obligarme a decir… Ahora no… todavía no…
Ahora me repito a mi misma mientras escribo… todavía no… repásalo otra vez… aun no ha reposado lo suficiente… déjalo un par de días más… se más paciente…
Obviamente, no me funciona siempre, como a cualquiera. Pero también trato de recordar eso que aquí se dice muchísimo… escribir no es un sprint, es una maratón. Y en las maratones no se corre especialmente rápido hasta que ves la línea de meta. Se trata de aguantar hasta ese momento, no de agotarte antes.
Así que cuando te pueda, para. Deja lo que estés escribiendo y haz otra cosa hasta que te calmes. Si, es lo contrario que se dice, ¿verdad? Lo normal sería no parar, no distraerte. Pero en este caso, debes. Si acabas frustrado por esa impaciencia, tu historia podría ni terminarse. Así que si, para. Mira algo… la tele, escucha música, mira por la ventana (yo tengo un bar muy divertido enfrente. Cuando me frustro, les miro. A ellos y a los policías que vienen día si y día no a llamarles la atención.) Lo que sea que te calme y luego, sigue escribiendo.
Otra cosa que a mí me gusta hacer para evitar eso es centrarme solo en lo que me toca escribir ese día. Como cualquiera, yo tengo mi esquemita. Bueno, hago mini resúmenes por capítulos. Unos pocos párrafos para el capítulo entero, a escena por párrafo. Me lo leo varias veces antes de escribirlo, meditando como van a ir y me centro en cada escena como si no hubiera algo más que escribir. Solo una escena cada vez. Así evito distraerme con lo que vendrá después. No me permito ni pensar ni leer la siguiente escena que toca hasta haber acabado la anterior.
Obviamente, esto trabaja para mí. A lo mejor a otro no le vale. O no tiene mi problema. Normalmente, la gente escribe con silencio absoluto para no distraerse o usa música. Yo lo hago con series en versión original puestas como ruido de fondo. Todos tenemos nuestras manías que nos funcionan.
Pero si tienes ese problema, ya sea al empezar o al corregir, antes de apresurarte, para… respira… cuenta hasta diez… y no dejes que la impaciencia te gane.
PD. Este no es la clase de post que he estado publicando últimamente, pero me gustaría mucho saber, de quien lea por aquí, si también les ocurre algo parecido y como hacen para evitar que les distraiga. Sería interesante saber vuestra opinión.