Relato: Descubriendo el pasado. Capítulo 7.

Capítulo 7.

descubriendo el pasado

Arthur no se había alegrado jamás tanto de ver el logo de su empresa como aquel día, cuando vio a lo lejos la torre Kamelot 2, de Filadelfia.

Esa era la segunda base de la empresa, situada allí porque era la ciudad natal de su madre y ahí era donde solían pasar las fiestas cuando ella aún vivía. Después de su muerte, su padre no volvió a pisarla y él tampoco.

El chico suspiró de alivio al aparcar frente a la entrada y ayudó a Gawain a salir del coche. Juntos atravesaron la puerta principal y se dirigieron a recepción. La chica que había en el mostrador se mostró alarmada por su apariencia. Sin embargo, no llamó directamente a seguridad, esperando a ver qué ocurría.

– Hola, soy Alexander Gawain – saludó Gawain, poniendo su identificación sobre el mostrador que la muchacha no tardó en coger y comprobar. – y este es Arthur P. Drake. Necesitamos ver al jefe de seguridad del edificio. Y un médico.

– Si, por supuesto. – asintió la chica, saliendo del mostrador para guiarles hasta una puerta semi oculta tras él. – Esperen aquí. El señor Torres estará aquí en un minuto.

La habitación era una muy similar a la que había junto a la recepción de su propia torre. Una especie de sala de espera con un par de sofás confortables y decoración sacada de una revista de moda. Arthur ayudó al pelirrojo a sentarse y ponerse cómodo porque ya estaba algo adolorido de su herida. Un poco más tarde, la puerta volvía a abrirse y apareció un tipo grande, con el pelo rizado y negro, los ojos castaños y un bigote fino muy bien cuidado. Vestía el uniforme del personal de seguridad de la empresa.

– Soy Pedro Torres, jefe de seguridad del edificio. – se presentó, acercándose para estrecharles la mano. – Es un placer tenerle aquí, señor P. Drake. Aunque intuyo que no ha sido en las mejores circunstancias.

– No, me temo que no. Mi guardaespaldas necesita atención médica, señor Torres. – el hombre observó a Gawain y su expresión de dolor contenido y asintió.

– Por supuesto. Síganme. Luego me contaran con detalle que ha pasado.

Unas horas más tarde, Arthur estaba instalado en una de las suites de su familia, duchado, comido y nuevamente vestido con un traje limpio y elegante. Y eso estaba muy bien, pero no había podido ver cómo estaba Gawain todavía.

Después de que le curaran, Torres se lo llevó para hacer un informe y escuchar todo sobre el ataque y lo que habían hecho hasta ese día para evadirlos, buscando posibles sospechosos.

La Orden era la primera de esa lista. Mordred y Morgan, los segundos.

Luego les perdió la pista.

En ese momento, no sabía que hacer. No sabía si debía quedarse donde estaba o buscarlo. No quería molestar si estaba ocupado, cosa que era posible. Pero, por otro lado quería asegurarse de que estaba bien.

Y que tras días de estar compartiendo habitación, le echaba de menos y se sentía abandonado por muy infantil que sonase.

Al final, decidió salir a buscar al otro. Al menos se quedaría tranquilo sabiendo que estaba bien.

Cogió el teléfono y llamó a recepción. No tardaron en darle la información que quería, el número de habitación de Gawain.

Tomó el ascensor y bajó los tres pisos que le separaban de la planta de seguridad, donde se solían alojar todo el personal y estaba el gimnasio. Esa torre era un calco de la de Nueva York, por lo que estaba comprobando.

Ya delante de la puerta se quedó congelado sin saber si llamar o no. Dudó un par de minutos y llamó, temiendo que el otro decidiera ignorarlo.

De repente, se sintió como un adolescente inseguro. Gawain era su amigo. ¿Por qué no iba a querer verle?

La puerta se abrió, después de lo que pareció una eternidad y un Gawain en camiseta, pijama y descalzo le saludó.

A través de la camiseta podía ver la venda que cubría su hombro y parte del brazo, donde estaba la herida de bala. Parecía cansado.

– Lo siento… no se me ocurrió pensar que estarías descansando. – dijo, dándose la vuelta para irse. Gawain le agarró de la muñeca para detenerle.

– ¡Espera! No estaba durmiendo. Bueno, no del todo. Creo que me he quedado un poco dormido viendo la película. Entra.

Arthur entró en la habitación. Era más pequeña que la suya pero no menos lujosa y cuidada. La televisión estaba encendida y había una manta en el sofá, indicando que le había dicho la verdad. Eso le hizo sentir un poco mejor.

– ¿Cómo te encuentras? – le preguntó. El pelirrojo se encogió de hombros.

– Me han dado unas pastillas para el dolor y ya no noto nada. – rio. – ¿Cómo estás tú?

– Solo quería saber si estabas bien. – Gawain sonrió con afecto al chico.

– Lo estoy. – le aseguró. – Lance me llamó hace un rato, para ver si habíamos llegado. Nos recogerá mañana por la mañana para ir a casa.

– Eso está bien. Bueno… será mejor que vuelva a mi habitación, entonces.

Arthur hizo el intento de girarse para irse pero Gawain volvió a cogerle de la mano para detenerle una vez más. Tiró de él hasta acercarlo, dejándole a un paso de distancia.

– ¿A qué has venido, Arthur? – le preguntó y el chico no supo bien que responder. ¿A qué había ido? ¿Solo para comprobar que se encontraba bien? ¿O había alguna razón más?

– Estaba preocupado.

– ¿Y?

– Te echaba de menos. – confesó. Gawain sonrió, dulce.

– Solo nos hemos separado unas horas. – Arthur se sonrojó.

– Si pero no sabía… no sabía si querías volver a hablar conmigo después de estos días. Si volviésemos a lo de antes cuando regresemos a casa.

Gawain suspiró, apenado. Llevaba pensando lo mismo desde que le dejaran en enfermería. No sabía que hacer con la situación cuando regresaran a casa. Tendrían que volver a su relación laboral de antes, ¿verdad? Eso sería lo lógico.

Días antes había pensado en dar un intento a eso, pero tras los ataques y el que casi les mataran a los dos le hizo dudar sobre esa idea. ¿Sería seguro para ambos tener una relación?

Arrastró a Arthur hasta el sofá y le obligó a sentarse con él. Para evitar que el otro se fuera al extremo opuesto, le echó un brazo por los hombros y le abrazó, atrayéndolo hacia su cuerpo.

– Si te soy sincero, no lo sé. – le confesó, ganándose una mirada sorprendida del otro. – No sé qué debemos hacer. Lo inteligente seria volver a lo de antes. Soy tu empleado, a fin de cuentas, Arthur. Trabajo para ti. ¿Cuánto tardaría eso en ser un problema? ¿Y cuánto afectaría en mi modo de trabajar? No podría ser tu guardaespaldas.

– ¿Por qué no? – el pelirrojo le acarició el cabello, mirándole triste.

– Pues porque mis sentimientos interferirían, me harían tomar decisiones apresuradas y estúpidas.

– ¿Entonces?

– No lo sé. Pero supongo que debemos dejarlo aquí antes de que vaya a más y sea más doloroso. – Arthur asintió, notando su pecho dolorido.

– Supongo que tienes razón. – cuando intentó levantarse, notó que el otro no le soltaba. – ¿Gawain?

– Si, pero eso puede ser mañana. – le susurró, inclinándose para besarle.

Fue como en su sueño, esa misma mezcla de pasión y dulzura que le dejó temblando de ganas cuando se separaron. Arthur vio algo que pensó no vería jamás en el rostro de Gawain.

Inseguridad.

Le cogió del rostro y volvió a besarlo, tratando de mostrarle que él también quería eso, aunque fuera solo por esa noche.

El beso se volvió apasionado en segundos, con las manos de Gawain por todas partes, desabrochando y quitando ropa a toda prisa. No tardó en tener a Arthur con solo el pantalón y la camisa desabrochada.

Gawain le tumbó en el sofá, desabrochándole y sacándole los pantalones del traje que acabaron en un rincón alejado de la habitación. Con una sonrisa malévola, empezó a besarle por el pecho, bajando despacio hasta llegar a su entrepierna.

Arthur casi se ahogó al ver como el otro le quitaba los calzoncillos y empezaba a devorarlo despacio, sacándole jadeos e improperios de todos los colores. Aprovechando que le tenía distraído, el pelirrojo empezó a prepararle con cuidado hasta tenerle completamente listo y tembloroso, lleno de ganas.

Gawain volvió a subir, besándole y dándole a probar un poco de su propio sabor antes de comenzar a introducirse, sin dejarle tiempo a pensarlo mucho. Pronto estaban moviéndose al unisonó, el cuerpo de uno acudiendo a las embestidas del otro, ambos disfrutando del momento y perdiéndose en él.

Arthur podía sentir el mismo cariño y cuidado que en su sueño, dejándose llevar por ese sentimiento hasta que ambos llegaron al orgasmo. Gawain se dejó caer, agotado sobre él y le sonrió con tristeza.

Un rato después le llevaba a su cama para descansar.

Al día siguiente, ambos iban a hacer como que no había sucedido nada, manteniendo su relación como hasta ese día. Amistad y negocios y punto.

Era lo más lógico.

Aunque eso no consoló nada a Gawain cuando, al llegar la mañana, se encontró en la cama, solo.

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¿Cómo has llevado el encierro?

¿Cómo has llevado el encierro?

encierro

Para mucha gente la cuarentena ha sido todo un reto.

Mantenerse encerrado y limitar tus salidas y reuniones con gente para evitar los contagios no es fácil. Y como seas alguien muy sociable, peor aún.

Por suerte vivimos en una época con redes sociales, internet, video llamadas y demás que hacen todo un poquito más fácil. Pero incluso así, es complicado.

Mucho.

Estamos pasando un tiempo de preocupación y miedo por muchas razones. Y la mejor manera es tratar de llevarlo como se pueda.

Yo he intentado pasarla siendo productiva. No es que lo haya conseguido mucho, pero algo he hecho. He intentado escribir, leer, grabar podcast, ver cosas atrasadas.

También he tenido un buen rato de bloqueo. Estaba escribiendo un borrador y se ha quedado a la mitad (tres veces) porque no le veo salida.

Por ahora. Pienso que con un descanso puede que lo consiga arreglar.

En mi caso el encierro no ha variado mucho mi rutina, salvo la de ir al cine cuando se estrena algo que me gusta.

Pero ha fastidiado la de mi padre, que no puede ir al centro de día y la de mi madre, que no puede salir ni a la puerta por temor al contagio. Ambos son personas en riesgo y no deben salir ni tener contacto con nadie de fuera de casa. Que su rutina se fastidie, fastidia algo la mía. Pero ahí lo llevamos.

Eso sí, a una semana del encierro me agobié bastante y decidí darme un descanso en el blog y en escribir. No era capaz de hacer una frase coherente y no encontraba las ganas para ponerme a ello tampoco. Por suerte, ya he recuperado algo y puedo volver a bloguear.

Esta situación ha afectado mucho a muchísima gente así que si te has sentido desganado y apático, no te preocupes. Es algo normal sufrir depresión por situaciones así.

Y no puedo decir una manera mágica de salir de ella. Salvo la de escoger tú mismo hacerlo.

Si, sé que no es tan fácil de hacer como de decir. Peleo con esto la mayoría de mis días, mucho antes de que tuviéramos que hacer el encierro.

Así que hay que aprovechar estos días, intentar llenarlos de un poco de creatividad para hacerlos más llevaderos y ponerse al día con todo aquello que tienes atrasado.

Mientras escribo esto (estoy aprovechando que me puesto en descanso del blog) he rebuscado en mi repisa todos los libros que no he leído o terminado de leer. Es un montoncito nada desdeñable. Incluye comics también, por cierto.

Ahora tendré más material para escribir y hacer post y más cositas interesantes. Y relatos. Tengo que hacer más relatos.

¿Y tú? ¿Cómo lo estás llevando?

Espero que bien y más productivamente que yo.

Y recuerda, si llegas a casa, después de un largo día y quiere desconectar y no hay nada interesante en la televisión y es tarde para buscar ningún libro en las librerías y bibliotecas.

¿Qué puedes hacer?

¡Fácil!

Encontrarás montones de relatos y novelas de fantasía urbana con los que evadirte y disfrutar de una buena lectura de textos originales en este blog.

Solo necesitas tu ordenador y entrar en Mi aventura de escribir para vivir un montón de aventuras.

¡No te lo pienses! También tienes las novelas disponibles en Amazon.

Recopilatorio de posts sobre la nueva novela, Lobos.

Recopilatorio de post sobre la nueva novela, Lobos.

lobos

Primero, ¡Feliz año nuevo! Espero que hayas tenido una buena salida y entrada de año y lo hayas pasado bien.

Segundo, avisarte de que, tras pensarlo detenidamente, mi próxima novela pasará de llamarse Lobos de Davenport a Lobos. No sé, me suena mejor de esta manera.

También avisarte de que ya tiene fecha de salida fijada.

El 28 de febrero.

¿Por qué ese día?

Por nada en particular y por todo. Me daba buenas sensaciones la fecha.

Y dicho todo esto, avisarte también de que los próximos dos meses serán solo de promoción de la novela en el blog. Habrá un sorteo para conseguir la versión digital y enseñaré la portada y todo lo demás. Espero que me de tiempo a todo.

Ahora, el post.

He aquí el recopilatorio de post sobre la novela y sobre el proceso de crearla durante estos meses. Espero que te gusten.

Empezamos con las notas

Creando personajes

Creando mundos

Personajes rebeldes

Fanfiction y la inspiración

Reescribir el borrador

Necesito un malo

Construyendo al malo

Personajes secundarios

Personajes con alma

El pasado nos persigue: Colby

Joe, el corazón del lobo

Y vuelta a cambiar el borrador

¿A la tercera va la vencida?

Por qué he descartado otros borradores

Progreso de la nueva novela

Lobos de Davenport

Esto es todo lo que necesitas para ponerte al día con el progreso de la novela, que está a puntito de salir.

¡Estoy deseando enseñártela!

Recuerda también que tengo otras que puedes leer si no lo has hecho ya y que puedes participar echándome una manita con mi Patreon, donde tienes contenido exclusivo e invitándome a un Ko-Fi.

Dos lobos y un bebé. (Escena en Lobos)

En poco tiempo estaré sacando al mundo mi próxima novela, Lobos. Es una nueva parte de la Saga Comunidad Mágica vs La Orde, que ya sabes, se puede leer también independientemente.

Pero mientras viene o no viene, quiero que veas un poquito de que va y cómo son los personajes. Estoy segura de que te van a caer bien.

Así que aquí te dejo una escena de la novela. ¡Disfrútala!

Dos lobos y un bebé (escena de Lobos)

lobos

– ¿Tienes alguna idea de cómo cuidar a una niña?

Colby miró a su pareja como si fuera un extraterrestre.

¿Qué demonios iba a saber él de niños? Había sido el pequeño de sus hermanos y nunca tuvo tratos con críos.

No, no tenía ni idea de que iban a hacer con la pequeña. Estaba improvisando sobre la marcha.

– Estoy tan perdido como tú. ¿Cómo lo hacía mamá? – Jon se encogió de hombros.

– Ni idea.

La razón de esa conversación era que la pequeña Carol en ese momento lloraba desconsolada sin motivo aparente. Colby pasó lista mentalmente. Le habían dado de comer, cambiado el pañal, bañado y puesto una camiseta prestada de Aidan como camisón.

¿Por qué lloraba?

El joven lobo miró a la pequeña en sus brazos, angustiado, y dio un par de paseos por la habitación, intentando calmarla.

Su pareja le observaba con aire burlón, lo que le molestó y le puso más nervioso. Como si no lo estuviera bastante.

– ¿De qué te ríes? – le siseó. El otro le sonrió, claramente divertido.

– De nada. Solo pensaba que estas adorable con un niño en brazos.

– Pues no te emociones. Viendo lo mal que se me da, es una suerte que no podamos tener cachorros. – eso arrancó una carcajada a su pareja.

– Primero, no se te da tan mal. Demasiado bien lo estás haciendo, la verdad. Segundo, podemos hacer como nuestros padres y adoptar, ¿sabes? Pero ya hablaremos de eso cuando pase la tormenta con La Orden.

– Y la de la niña. Carol, pequeña… ¿Por qué lloras? ¿Qué tienes? ¿Qué quieres?

La pequeña sollozó más fuerte haciendo que el lobo se estremeciera de angustia. Su pareja soltó una risita y alargó los brazos, pidiendo al bebe.

– Dámela un segundo.

– ¿Estás seguro?

– Puedo oler tu estrés desde aquí. Y estoy seguro de que ella también. ¿Por qué no vas a calentar un poco de leche, para ver si así la calmamos un poco?

– Buena idea.

Jon casi rio de nuevo ante el alivio del otro cuando le pasó a la pequeña. Esta no dejó de llorar a pesar del cambio, pero el lobo no se amedrentó. La sujetó con cuidado, apretándola contra su pecho y empezó a pasear por la habitación cantando bajito una canción que su madre adoptiva usaba cuando las pesadillas le quitaban el sueño y la tranquilidad.

De los tres, Jon fue el que peor se adaptó a su nueva casa, una vez fueron adoptados por los alfas. Casi todas las noches tenía pesadillas, no hablaba y se mostraba arisco con cualquiera que no fueran sus hermanos.

Su madre tuvo que ser tremendamente paciente con él para conseguir ayudarle. Tras varias semanas sin dormir, una noche de tormenta Jon no pudo más con sus demonios y salió de su habitación aterrado. En el pasillo se tropezó con su madre, quien iba a comprobar que sus niños estuvieran bien.

Asustado, agotado y lleno de pena, se abrazó a ella buscando consuelo y algo de paz. Fue la primera noche que Mary le cantó aquella canción y la primera en la que pudo dormir más de dos horas seguidas.

Así que, irradiando toda la paz que pudo, empezó a cantar bajito al oído de la niña que fue dejando de llorar poco a poco hasta adormilarse en sus brazos.

– ¿Cómo lo has hecho? – susurró Colby, acercándose con la leche. No tenían biberón así que la traía en un vaso pequeño.

– ¿Qué quieres? ¡Las chicas me adoran! – el otro soltó un bufido, divertido.

– ¿Esa era la canción que te cantaba mamá?

– Siempre funcionó conmigo así que tenía que funcionar con ella también.

Colby se acercó y le dio un beso suave en los labios.

– ¿Sabes? A lo mejor no es tan mala idea que discutamos lo de la adopción cuando todo esto acabe.


¿Te ha gustado? ¿Quieres más?

¡Pronto estará la novela completa!

Mientras, puedes disfrutar de otros relatos en el blog.

¡Y en mi Patreon!

¿Leíste el último?

¡Lee el nuevo relato para el Patreon! ¡Descubriendo el destino!

Nanowrimo 2019: ¡Empezamos!

Nanowrimo 2019: ¡Empezamos!

nanowrimo

¡Y si, mañana ya comienza el Nanowrimo 2019!

¿Estas preparado?

¡Haciendo ya la cuenta atrás!

¿Vas a participar? ¿Estas emocionado?

¡Porque yo sí!

Ya tengo los resúmenes y escenas preparados, el Word abierto y mi calendario listo para apuntar el numero de palabras diarias que vaya escribiendo.

Y mi historia cada vez más clara y con más ganas de escribirla.

Estoy muy enamoradita de mis leoncitos.

He tenido que reprimirme para no hacer trampas y empezar antes de tiempo, eso sí. Estoy muy a tope con esta historia.

Mientras, por otra parte David está corrigiéndome a los Lobos de Davenport para que la podamos disfrutar prontito. Probablemente, para primeros del año que viene.

¡Ah y feliz Halloween!

Si has prestado atención estos días a mis redes y al blog, veras que hoy hay oferta chachi.

¡Jack T.R. estará en Amazon Kindle a 0’99€ durante todo el día de hoy y Dagas de venganza a 1’50€!

¿A que estas esperando para conseguirlos?

¡Disfruta de los festivos, de las pelis de miedo esta noche, de salir a pedir caramelos y del nano mañana!

 

Nano 2019: Preparando la escritura.

Nanowrimo 2019. Preparando la escritura.

nanowrimo

Si has participado ya en el Nanowrimo sabes que tienes un mes para escribir cincuenta mil palabras.

Pero para poder conseguirlo, tienes el mes de octubre para prepararte.

La misma página de Nanowrimo te da ideas para este mes.

Trabajar en tus personajes, hacer tu guion o escaleta…

Te plantea y ofrece ejercicios para trabajar antes de que empiece noviembre, lo cual es estupendo.

Siguiendo la iniciativa maravillosa del Nanowrimo para motivarnos, voy a hacer un seguimiento del mío una vez a la semana en este blog.

Así los jueves se convertirá en el día Nano y te contaré en un post cómo van los progresos y las complicaciones que encuentre en el camino.

Esto va a ser algo más que un post más para rellenar la semana. Será también una manera de forzarme a acabarlo este año aunque no llegue a las palabras.

Eso si que será complicado XD

Empiezo esta misma semana contándote que ya tengo un guion orientativo de diez capítulos. Por ahora.

Tengo la mala costumbre de escribir toda la historia y luego acordarme de que los malos no han tenido su momento… así que pueden entrar dos o tres más después o puede que no.

Así que esta semana (y la pasada) la he usado en hacer ese guion, un resumen pormenorizado de la trama principal y la secundaria.

La idea es una continuación de la siguiente de la siguiente de la Comunidad mágica vs La Orden.

Empezaremos con un personaje y una situación que será la misma con la que acabé el anterior, así que no puedo decírtelo.

Si te puedo contar que los protagonistas son parte de la Comunidad, tres leones que están haciendo un viaje por carretera recorriendo el país.

Eso sería parte de una tradición de su raza. Cuando los leones cumplen la mayoría de edad, se deben marchar de su familia y ciudad para buscar a su futura pareja y formar su propia familia.

Max y Nicky son dos hermanos que llevan pocos meses en su viaje. Su familia es algo atípica para los cánones de su raza, pero ellos tienen sus maneras de hacer las cosas.

Con ellos va Kenny, otro león que también esta de viaje, pero no por las mismas razones. Kenny está desterrado de su familia y ha sido degradado de alfa a omega, lo que le impide formar familia. Pero se tropezó con los hermanos y ahora los acompaña hasta que estos acaben su viaje.

En un momento los tres van a chocar con La Orden y se verán obligados a decidir si interfieren en sus planes o no.

No puedo contar mucho de la idea porque destriparía parte del final de la que aun no he publicado XD

Pero esa es la idea principal y repito con criaturas mágicas y las relaciones entre ellos.

Tengo muchas ganas de escribirla y que puedas leerla.

La semana que viene iremos con otra parte interesante de la preparación para el Nanowrimo.

 

Resumen semanal: última semana de julio

Resumen semanal: del 29 de julio al 2 de agosto.

resumen

Lunes.

Esta semana te hablo sobre el animal doméstico más intrigante de todos: el gato.

Y si, su historia tiene mucho que ver con la fantasía.

Jueves.

¡Último capítulo del relato Luna llena en Memphis!

Acabamos esta parte de la historia de Astrid y Alec. Regresarán, eso seguro.

Viernes.

¡Y por fin es viernes!

Y empiezan mis vacaciones. El blog se va de vacas hasta septiembre. Volveremos cargados de nuevos post, relatos y, con suerte, nuevo libro.

¡Hasta septiembre!

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Relato: Luna llena en Memphis. Capítulo 5.

Relato: Luna llena en Memphis.

luna

Capítulo 5.

–  Esto se lo cuento a alguien y no me creería. Jamás.

Alec estaba pasando el momento más irreal (y divertido) de su vida desde que conociera a Astrid y había vivido algunos muy sorprendentes en ese corto periodo de tiempo.

¿Una gorgona y una loba enseñándose los colmillos e intentando matarse en la habitación de su motel con él en medio?

No, ese iba a ganar por goleada durante una larga temporada.

Después de huir de la policía, de alguna manera Ambar acabó siguiéndoles hasta el motel. Astrid, que no estaba para nada contenta con lo que había ocurrido, se lanzó a su cuello y ahí estaban, las dos gruñéndose y él intentando que no se mataran y destrozaran la habitación al mismo tiempo.

–  ¡Os advertí que os alejarais de mi presa! – gruñó la loba.

–  ¡Bauman es mío! – siseó Astrid.

–  ¿Podéis parar un segundo? ¡Deberíamos hablar civilizadamente! – intentó mediar Alec.

La única respuesta que consiguió fue un par de gruñidos y sendas miradas furibundas. Con un resoplido de exasperación, el chico alzó las manos al cielo y las abandonó, dirigiéndose al mini bar.

Necesitaba una cerveza.

Mientras, las dos mujeres parecían a punto de empezar a morderse.

–  Estáis siendo ridículas las dos. Y Bauman por ahí de parranda porque no sabéis compartir. Porque seguro que ya sabe que lo estáis buscando. — gruñó, dando un sorbo a su cerveza.

Eso consiguió que se detuvieran un momento, separándose aunque no dejaron de mirarse con recelo y molestia mal disimulada.

–  Ahora que habéis parado… – siguió Alec. – ¿Alguna idea de cómo poder encontrar de nuevo el rastro de Bauman y su gente? – Ambar se dejó caer en una de las camas, suspirando molesta.

–  La manada de aquí cree que se esconden en el puerto. Pero se han registrado ataques en toda la zona este y norte. Están cogiendo gente al azar y se los llevan para experimentar o ese es el rumor que circula. — Alec se estremeció. Nunca iba a acostumbrarse a oír esas declaraciones.

–  ¿Experimentando?

–  Si, eso es lo que dicen. Los que atrapan, no regresan o aparecen muertos y en terribles condiciones.

–  ¿Qué crees que es ese experimento? — preguntó el expolicía viendo como su compañera arrasaba con los aperitivos del mini bar. Eso iba a salir caro.

–  Nadie lo sabe pero creo que es un virus. He podido ver los informes del forense de los dos únicos cadáveres que han recuperado. Los cuerpos presentaban pinchazos en los brazos y su organismo mostraba signos de haber sufrido alguna enfermedad mortal. Sin embargo, ambos estaban sanos antes de desaparecer, según sus familiares.

–  ¿Cómo sabes tanto del tema? — la expresión de la chica se ensombreció.

–  Estudiaba medicina antes de que Bauman asesinara a mi familia.

Alec y Astrid intercambiaron una mirada y la gorgona refunfuñó algo por lo bajo. El chico observó mejor a la loba. En su forma humana era muy atractiva, con un rostro fino, ojos almendrados y ese largo cabello trenzado. Llamaba mucho la atención.

Ahora que era consciente de esa otra parte de la sociedad que vivía oculta entre los humanos no entendía como nunca antes había notado su presencia.

¡Resultaba tan obvio!

–  Mira, siento que ese cerdo haya matado a tu familia. — la voz de Astrid le trajo de vuelta a la realidad. — También asesinó a los míos. Pero Bauman me pertenece. Es mi misión atraparlo y hacerle confesar los planes de La Orden antes de hacerle picadillo con mis propias manos. ¿Entendido? Así que no puedo dejar que una cachorrita como tú vaya por ahí intentando matarle antes de que hable. Hay mucho en juego.

–  ¡Ni de coña! Es mi presa. – Astrid se giró para dar a Alec una mirada de puro fastidio.

–  Y por esto siempre intento no hacer negocios con lobos…

El chico iba a replicarle pero un grito ensordecedor les hizo encogerse de dolor y taparse los oídos a los tres. Nunca antes había escuchado algo parecido. Era realmente estridente.

Se le empezaba a nublar la vista cuando notó como alguien le cogía bruscamente del brazo y tiraba de él hacia el pasillo del motel. Al alejarse del horrible sonido su visión se aclaró y empezó a recuperar la audición.

–  ¿Qué demonios ha sido eso? — preguntó sacudiendo la cabeza. Sus oídos pitaban y estaba seguro de que tendría dolor de cabeza para siempre.

Las dos mujeres tampoco lucían muy bien. Ambar se frotaba las orejas y parecía estar sufriendo muchísimo. Astrid estaba algo mejor pero no mucho.

–  Eso, chico, ha sido una arpía.

 


 

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¡No te los pierdas!

 

Resumen semanal: primera semana de julio.

Resumen semanal: del 1 al 5 de julio.

resumen

 

Lunes.

En el post de esta semana te hablo sobre una de las leyendas urbanas más conocidas y universal, la chica de la curva. ¿Quieres saber más?

 

Jueves.

¡Nuevo capítulo del relato Luna llena en Memphis! Esta semana vemos que ocurre con Dolph, la nemesis de nuestra protagonista.

 

Viernes.

¡Se acabó la semana! ¡Feliz viernes y buen fin de semana a todos!

 

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¡No te los pierdas!

 

Relato: Luna llena en Memphis. Capítulo 3.

Relato: Luna llena en Memphis.

luna

 

Capítulo 3.

–  ¿Estás seguro de que ha dicho eso? – Alec asintió, dando un sorbo a su cerveza.

–  Palabra por palabra. Ha dicho que nos alejemos de Bauman, que es su presa. ¿Quién crees que sea?

Astrid suspiró, molesta. Justo lo que le hacía falta para dificultar más la situación, alguien más detrás del desgraciado de Bauman.

–  Obviamente, no una fan de ese gusano. Pero si cree que se lo voy a dejar, está muy equivocada.

–  Eso me temía. ¿Qué hacemos?

–  Seguir con lo que estábamos haciendo. Buscar a Bauman. – Astrid cogió un aro de cebolla y lo mojó profusamente en la salsa antes de comérselo en dos bocados. – He preguntado a un par de contactos interesantes del bar. Han dicho que, habitualmente, la ciudad es una zona muy tranquila en lo referente a ataques de La Orden, pero que estos días ha habido un aumento. Algo están tramando pero nadie sabe decir el qué.

Ahora fue el turno de Alec de bufar. Con la Comunidad siempre era igual, por lo que estaba viendo. Todo el mundo sabía que pasaba algo pero no el qué. Resultaba de lo más molesto.

¿No podía alguien simplemente decir qué ocurría y ya?

Ambos intercambiaron una mirada mientras terminaban sus bebidas. Astrid iba ya por su tercer refresco y su segunda ración de aros de cebolla y alitas picantes mientras a Alec se le calentaba la cerveza mirando a la chica devorar su comida.

¿Cómo podía comer tanto?

Había muchas cosas que seguían asombrando al chico sobre la gorgona y su mundo. Todavía estaba aprendiendo y las manías y costumbres de su compañera de viaje eran interesantes, por decir algo.

Astrid comía por tres y a todas horas. La explicación que ella daba a ese comportamiento era que su metabolismo no era para nada parecido al humano. Envejecía mucho más despacio pero la energía que usaba a cambio era tanta que debía comer mucho más que un humano.

También influía el mantenimiento del hechizo de glamur que usaba para ocultar su apariencia. En las raras ocasiones en que no lo usaba, Alec había notado que hacía menos paradas a comer.

Y sus comidas no podían considerarse muy sanas. Multitud de latas de refrescos llenas de azúcar y cafeína y mucha comida basura. Era muy fan de las patatas fritas de paquete y se ponía de mal humor el día que no tenia ninguna para picar.

A parte de la comida, la chica era maniática, desordenada y tenia mal genio. Sin embargo, cuando Alec ya estaba por largarse y dejarla a ella y su misión (a la que se presentó voluntario, todo había que decirlo) Astrid soltaba una de sus referencias de películas que nadie más pillaba, contaba un chiste malo o tenia un detalle con él y se le pasaba el enfado.

La convivencia era complicada pero no imposible y el chico debía reconocer que había más momentos buenos que malos entre ellos.

Y deseaba ayudarla a encontrar al asesino de su familia. Entendía su frustración y la admiraba por haber dejado su venganza a un lado para ayudar a la gente de Nueva Orleans.

Solo por eso se veía obligado a ayudarla.

Pero a veces lo sacaba de quicio…

–  Vamos a ir al norte, antes de volver al motel. Uno de los contactos comentó que allí es donde más movimiento está habiendo. Con suerte puede que encontremos alguna pista de Bauman.

–  Pues cuando dejes de devorar, podemos irnos.

–  ¡Qué gracioso! — repuso con sarcasmo la chica, no sin antes comerse la ultima alita de pollo. — ¡Ya estoy lista! ¡Vámonos!

Media hora más tarde paseaban por una zona nada recomendable en el norte de la ciudad, según habían indicado a la chica en el bar. Alec no estaba nada tranquilo, rozando con la yema de los dedos la Glock que guardaba en el bolsillo de su chaqueta.

Las calles estaban sucias, llenas de pintadas y con los contenedores de basura y bancos rotos. Había camellos vendiendo su droga a adolescentes en cada esquina y tipos que les dirigían miradas nada apetecibles.

Astrid, por su parte, iba muy tranquila, mirando a su alrededor despreocupadamente y buscando algún indicio de miembros de La Orden en el lugar.

No tardó en encontrar lo que buscaba.

Tres tipos estaban arrinconando a una muchacha, aparentemente atacándola. Para cualquier otro solo serían tres gamberros asustando a una chica. Para Astrid, eran tres miembros de La Orden atacando a lo que olía como una troll.

–  ¡Ey, imbéciles! ¿Por qué no venís a pelear con alguien de vuestro tamaño?

Los hombres soltaron a la chica, la cual salió corriendo del lugar sin mirar atrás, y se dirigieron hacia ellos. Alec los vio sacar porras extensibles y murmuró una maldición, mientras empuñaba su pistola.

–  ¡Quietos! ¡No deis un paso más!

–  ¿Qué vas a hacer, niñato? ¿Disparar? — Alec amartilló su pistola. No estaba dispuesto a recibir una paliza de tres extraños.

–  Si das un paso más, sí.

Astrid fue más directa, bajándose las gafas de sol y mostrando sus ojos que brillaron con una luz extraña.

–  Sigue acercándote y sentirás algo más doloroso que un disparo. — amenazó. — No estoy interesada en vosotros, escoria. ¡Busco a Bauman! Sé que está aquí así que empezad a hablar.

No hubo tiempo para una respuesta. Alguien saltó desde las sombras y atacó a los hombres, tirándolos al suelo.

Ante el asombro de los otros dos, una chica comenzó a golpear a los hombres de La Orden. Alec no tardó en reconocerla.

–  ¡Ey! ¡Es ella! ¡La chica del bar! — Astrid parpadeó sorprendida.

–  ¿Esa es? — la gorgona olfateó el aire y frunció el ceño. — ¡Mierda! ¡Es un lobo!

–  ¿Así es un lobo? Esperaba algo más… peludo.

Pero Astrid ya no le escuchaba. Se había lanzado a por la otra mujer, separándola del tipo al que estaba apalizando en ese momento. Si seguía así no iba a quedar ninguno en condiciones de confesar su escondite.

El chico observó estupefacto como los tres tipos de La Orden conseguían escabullirse mientras las dos mujeres peleaban. Intentó detenerlos, pero era muy tarde. Ya habían desaparecido calle abajo.

–  ¡Os dije que os alejarais de mi presa!

–  ¡Él no es tu presa! ¡Es la mía!

Alec bufó, frustrado y dio un tiro al aire, haciendo que las dos mujeres le prestaran atención por fin.

–  Ahora mismo no es presa de nadie, porque habéis dejado escapar a quien podría habernos dicho algo. – anunció.

–  ¡Tío! ¿Estas loco? La policía no tardará en llegar.

–  Pues más nos vale correr.


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