Deadpool y la ruptura de la cuarta pared.
Como sabrás (y si no lo sabes ya te lo digo yo…) el 18 de mayo se estrenará la segunda parte de Deadpool, el mercenario canalla y divertido con el que te ríes mientras hace picadillo de manera bastante brutal a sus enemigos.
Deadpool o Masacre en España, es un personaje de Marvel, creado por Stan Lee. Wade Wilson es un mercenario que trabaja a sueldo después de abandonar el ejército. Un día conoce a Vanessa, una prostituta y se enamoran.
Cuando mejor están, él recibe el terrible diagnóstico de que se está muriendo de cáncer. No queriendo que su querida Vanessa sufra por él, la abandona y acaba en las manos de una organización secreta, que lo engaña con una cura para su cáncer terminal.
Resulta que la cacareada cura es volverle mutante para usarlo como arma, pero, aunque lo consigue y se cura, su cuerpo y su cara se desfiguran. Se enfrenta a Francis, que es quien peor le ha tratado y que le provoca la desfiguración y acaba con todo el laboratorio en llamas y con la organización dándolo por muerto.
Lo que no sabe Francis es que al volverse mutante consiguió poderes de curación instantáneos y de regeneración. Deadpool se dedicará a buscar a su némesis para exigirle que le arregle la cara y así poder volver con su querida Vanessa.
Ese es el resumen de la primera parte, que se estrenó en 2016 y que fue una sorpresa maravillosa, gracias a su protagonista Ryan Reynolds que no permitió que nadie fastidiara la esencia del personaje por mucho que le insistieron.
Cuando la película sacó su primer tráiler, él avisó de que habría montones de escenas violentas, de sexo y mil millones de palabrotas.
Esta no es otra película de Marvel, advirtió. Aquí no hay nada que sea políticamente correcto. Ni nada correcto, en general.
Deadpool es así. Canalla, bocazas y muy violento. Es muy divertido, si… pero no es un personaje para niños. Es humor negro de adultos. Tanto en la película como en sus comics.
Pero eso no es lo que más me gusta de él.
Lo que adoro de Deadpool es su manía de romper la cuarta pared. Tú estás leyendo su comic tan tranquila, cuando, en mitad de una pelea con quien sea, Deadpool se vuelve hacia ti y te habla.
Si, a ti.
¡Me encanta que haga eso!
Eso es lo especial de este antihéroe de comic. Él te habla, haciendo chistes y comentándote que el otro ha cometido un topicazo de malo o algo similar.
O el maravilloso… “¡Dentro música!”
Si este mayo no tienes nada que hacer y puedes dejar a los niños en casa de tu madre, ve a ver la peli.
Pero, por favor, no lleves a ningún crio a verla y luego te escandalices de lo que sale.
Deadpool no es otra película Marvel. Recuérdalo.
Por cierto, te comenté que tenía una idea nueva para un relato o historia, aun no lo sé seguro, pero que tendría a Zeus y Ganímedes como trama… Te pongo algo que se me ha ocurrido mientras hago otras cosas. Me gusta apuntarlo todo. Es una conversación entre Zeus y Atenea, quien va a ser la responsable de que Zeus acabe en el mundo de los humanos.
– Padre… ¿podrías dejar de crear tormentas? – preguntó Atenea con gesto de fastidio al ver a Zeus usando su poder. – Los humanos empiezan a quedarse sin nombres para tanto temporal.
– ¡Me aburro, querida! – la diosa rodó los ojos al oír la queja del padre de los dioses. No era ni la primera ni la última vez que le escuchaba decir eso. – ¡Esto está muerto desde que dejamos a los humanos a su libre albedrío!
– Que Hades no te escuche decir eso… – gruñó la diosa, usando su poder para borrar la basura que su padre había dejado en la habitación. Ella la diosa de la sabiduría y la guerra, no una limpiadora. ¿Por qué tenía que aguantar eso? ¿Cómo se dejó convencer por Apolo para cargar con esto? – Padre, los humanos están mejor sin nosotros. Y nosotros sin ellos. ¿Por qué no vas y les haces una visita si tanto les echas de menos?
– ¿Salir? ¿Sin poderes? – esa era la pega. Desde que los humanos habían dejado de creer en ellos sus poderes habían mermado hasta casi desaparecer. Solo en el Olimpo conseguían tenerlo al cien por cien. Si lo abandonaban, se convertían (temporalmente, eso sí) en humanos con una enorme fuerza. Aún no habían podido comprobar si la vida eterna funcionaba fuera.
– ¡Es un paseo! ¡No vas a morirte por estar un rato sin poderes!
– ¿Y si me atropellan con uno de esos… coches? ¡Podría morir!
– No tengo tanta suerte…
¿Qué tal por ahora? A ver si me pongo y la escribo de una vez…