Relato: Peripecias escritoriles. Capítulo 4.

Peripecias escritoriles. Capítulo 4.

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¡Es domingo!

Y la escritora que no cobra por ello y que es prota de esta historia está intentando por enésima vez escribir algo.

Porque, leñe, es escritora. ¡Debería escribir algo ya!

Así que decide abrir el portátil mientras se sienta a desayunar, para ir adelantando algo.

No sirve de mucho.

El chucho saltarín se vuelve triplemente saltarín cuando hay comida de por medio. Saltarín y escandaloso a mas no poder por lo que escribir mientras el bicho está ladrando se vuelve imposible.

Acabado el desayuno, vuelve a intentar escribir algo. Ese borrador que no se escribirá solo y con el que lleva un par de meses, ya casi tres.

Ese es el momento elegido por uno de sus hermanos para llamar y contarle las últimas novedades sobre la familia.

Todo muy apasionante.

Consigue acabar con la llamada porque el chucho saltarín ha vuelto reclamando salir de paseo. Con sus ladridos no se puede oír ni sus propios pensamientos, mucho menos la voz de su hermano al otro lado del teléfono.

Así que se despide de él y saca al chucho saltarín a dar un paseo.

En la calle, la escritora que no cobra por ello va pensando que a este paso el borrador le va a llevar más o menos el mismo tiempo que tardaron en acabar El Escorial, porque nunca puede pararse dos minutos a escribir algo.

Vuelve a casa del paseo determinada a hacer varias páginas después de comer.

Puede hacerlo. Está segura de ellos. Solo necesita un par de horas sin molestias.

Después de comer el chucho saltarín se está echando la siesta así que no ladrará. Bueno, a veces lo hace en sueños pero se puede soportar.

«¡Vamos a ello”» piensa mientras abre de nuevo su portátil y sube la ventanita del Word.

En su defensa ha conseguido escribir una página completa cuando la vuelven a interrumpir, media hora después.

Es su amiga que la llama para ir al cine. Están poniendo Aquaman y… bueno, Jason Momoa es Jason Momoa y, además, sin camiseta el ochenta por ciento de la película.

Eso no es algo a lo que se pueda decir que no.

Y la escritora que no cobra por ello no es de piedra.

 


 

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Relato: Peripecias escritoriles. Capítulo 3.

Relato Peripecias escritoriles. Capítulo 3.

 

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Llega el fin de semana y la escritora que no cobra por ello cree que podrá aprovecharlo y adelantar algo del borrador con el que está liada.

¡Qué equivocada está!

No sabe aun que lo que siempre falta en un fin de semana es tiempo.

Pero la escritora que no cobra por ello se despierta temprano ese fin de semana para aprovechar el día y adelantar el borrador.

Cuando lleva poco más de seis líneas, llama su madre. Hay que ir a comprar porque no queda en la nevera ni la comida del perro.

La escritora que no cobra por ello puede pasar el fin de semana sin comida de verdad, pero no sin refrescos y patatas fritas.

Sin eso no se puede escribir bien, lo sabe todo el mundo.

Y el chucho saltarín no calla si no tiene su comida a tiempo.

Así que, resignada, la escritora que no cobra por ello se prepara para ir de compras y traer lo necesario para sobrevivir al fin de semana.

Mil paquetes de patatas, decenas de latas de refrescos y algo de comida sana.

Cuando por fin regresa a casa y coloca la compra, ha perdido dos horas del día. Pero tiene patatas, así que se dispone a volver al trabajo.

Hay un borrador que no se va a escribir solo.

El problema es que el chucho saltarín ha decidido que es su hora de salir. De hecho, es su hora de salir.

Y el chucho saltarín es muy elocuente cuando quiere algo. Tan elocuente que lo oyen cuatro pisos por arriba y por abajo.

Para evitar ser echada de su propia casa por tener un chucho saltarín y escandaloso, la escritora que no cobra por ello coge la correa y saca de paseo a esa bola de pelos ruidosa que tiene por chucho.

¿En qué estaría pensando cuando lo adoptó?, se pregunta un par de veces hasta recordar que no pensaba, precisamente.

Y mientras pasean pasa un buen rato y ya es hora de comer. El chucho saltarín no perdona la hora de la comida ni un segundo por lo que no se puede dejar para más tarde.

Hay que comer ya sí o sí.

Cuando acaban ya es muy pasado el medio día y aun no ha empezado a escribir nada.

¿Cómo va a terminar el borrador si no se pone nunca a escribir?

No lo sabe, pero ya es hora de empezar. Más vale tarde que nunca.

Vuelve a coger el portátil, vuelve a abrir el archivo de Word y relee de nuevo lo que ya llevaba escrito, para saber por donde había dejado la cosa.

Cuando ya ha cogido el hilo de la historia, suena el timbre.

Son las cuatro de la tarde. ¿Quién viene a esas horas?

¡Pues quien va a ser! ¡Familia!

Sus hermanos han decidido hacer una visita sorpresa, eliminando cualquier posibilidad de trabajar algo ese día.

Dará igual si se marchan en una hora o en cinco. Cualquier oportunidad de escribir se acaba de ir por la borda con esos en casa.

La escritora que no cobra por ello suspira, derrotada, y cierra el portátil.

Tal vez el domingo…

 

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Relato: Peripecias escritoriles. Capítulo 2.

Peripecias escritoriles. Capítulo 2.

 

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Llega otro día, otra noche y ¡milagro!

Aun no es hora de dormir y está todo hecho.

El chucho saltarín ha salido y comido. La comida de mañana está lista y en el tupper y la escritora que no cobra por ello está cenada, duchada y con el pijama puesto.

¡Y aun queda un ratito para dormir!

Pues nada, a trabajar se ha dicho.

La escritora que no cobra por ello coge su portátil, lo enciende y abre un documento Word, lista para ponerse a escribir algo.

¿El qué? Se pregunta.

Necesita adelantar post del blog para cuando si que no tenga tiempo, adelantar relatos y acabar el borrador ese que no acaba por falta de tiempo.

Hay que decidir que hacer porque todo no puede ser. No en tan poco rato.

Tomar una decisión tan complicada (todo corre prisa) le lleva cinco minutos bien largos. El chucho saltarín bosteza sonoramente cuando por fin decide hacer un post.

Necesita adelantar un par de meses de trabajo en el blog para estar tranquila y saber que no va a faltar a su post semanal.

Así que se pone cómoda y…

Salta un aviso de su Twitter. Alguien ha hecho un Retuit a algo que posteó a lo largo del día. Curiosa, va a mirar quien y a qué.

Nada del otro mundo. Alguien que no la sigue ha retuiteado un tuit de dos meses de antigüedad y que no lleva a su blog.

Una perdida de tiempo.

¿Por qué la gente siempre presta atención a los tuits que no sirven de nada?

Suspirando, vuelve su atención a la pantalla del portátil.

El post va a ir de…

El sonido de la llegada de un email la hace saltar del asiento.

¿En serio? ¿Ahora? ¿Quién manda mails a esas horas?

La escritora que no cobra por ello y que es protagonista de esta historia baja el procesador de textos y mira su correo electrónico.

No era nada interesante. Solo otro anuncio sobre ofertas de sujetadores que, sinceramente, no sabe como ha escapado del filtro de spam.

Gruñendo ya, vuelve a subir el procesador de textos.

¿Por donde iba? ¡Ah, sí!

El post va a ir sobre los métodos para…

“¡Nuevo tráiler de Avengers: Endgame!”

¿Uh? ¿Tráiler nuevo? ¿Justamente ahora?

Son los Vengadores… ¿Cómo no verlo?

Durante nueve felices minutos (tres del tráiler y dos repeticiones porque esas cosas hay que verlas al menos tres veces seguidas para pillarlo todo en el momento) todo fue video, YouTube y muchas maldiciones en varios idiomas porque quedan más de cinco meses para que la película se estrene.

Vuelve a subir el procesador de textos.

¿De que iba a escribir? Métodos para concentrarse.

¡Ja!

Los mejores métodos para concentrarse escribiendo son…

“¡Su escarbato está listo para comer! ¡Ven y aliméntalo!”

“Pues vaya momento ha elegido el escarbato para tener hambre, leñe.” Gruñe la escritora que no cobra por ello mientras coge su móvil y abre la aplicación del juego para alimentar al escarbato.

De dar de comer al escarbato se pasa a mirar el periódico, de ahí a mirar Twitter, Facebook, las estadísticas de WordPress, la página de noticias de lucha libre y la de cotilleos del cine.

Y dan las doce de la noche.

Hora de dormir.

¡Mierda!


 

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Relato: Peripecias escritoriles. Capítulo 1.

Pues como la semana pasada se acabó Jack T.R. y hasta que se me ocurra algo mejor que ponerte, te dejo aquí esta chorrada que se me ocurrió una noche que estaba aburrida a más no poder.

¡A disfrtutar!

 

Peripecias escritoriles. Capítulo 1.

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Vamos a decir que esta historia empieza en un momento cualquiera… ahora mismo, por ejemplo.

Ahora mismo es un buen momento para empezar una historia, ¿verdad?

Y vamos a decir que empieza aquí, porque aquí es un buen sitio para empezarla.

Como decía Dorothy, “no hay lugar como el aquí.” O algo así decía.

¡No importa!

Esta historia empieza aquí y ahora porque son el mejor sitio y la mejor hora para ello.

Y vamos a decir que esta historia tiene una protagonista. Una protagonista que, además, es escritora.

Cuando le preguntan cuál es su profesión no dice escritora, porque cobra más bien nada por ello. Pero si se considera escritora. No cobra, pero publica.

O autopublica, que hoy en día es lo mismo.

Una vez leyó en un libro que si lo primero en lo que piensas en la mañana es en escribir y lo ultimo que piensas por la noche antes de dormir es en escribir, entonces, querida, estas jodida.

Eres escritora.

(No era así, pero casi.)

Así que esta historia es aquí, ahora y tiene una protagonista escritora.

Y como toda historia ambientada aquí y ahora y con protagonista escritora, cuenta con la cruda realidad de falta de tiempo para escribir.

Porque aquí y ahora y siendo escritora y no cobrando casi nada por ello, hay que trabajar.

Así que la protagonista que es escritora pero no cobra por ello sale todos los días a las ocho y media de la mañana y no regresa hasta las ocho de la tarde, porque se queda a comer en el trabajo.

Llega del trabajo y se encuentra con un chucho saltarín que quiere salir a pasear porque se está haciendo pipi desde hace una hora, aproximadamente.

Porque esta escritora que no cobra por ello tiene un chucho saltarín y chillón que no calla si no sale y si no come. Y, a veces, ni por esas calla.

Así que la protagonista que es escritora y no cobra coge al chucho saltarín y le da un paseo de media hora para que haga pipi bien y no tenga accidentes nocturnos después. Y mientras pasea al chucho saltarín, va pensando en que va a hacer cuando regrese.

Necesita actualizar el blog, escribir un nuevo capitulo del relato que esta haciendo y acabar ese borrador con el que lleva liada desde hace un par de meses y que nunca acaba porque no tiene tiempo.

Pero cuando vuelve a casa con el chucho saltarín menos saltarín ahora porque ya ha hecho pipi se da cuenta de que tiene que hacer la cena y la comida del día siguiente. Porque se quedará a comer en el trabajo pero de tupper, que la cosa está chunga y cara y tampoco le pagan tanto en el curro.

Y mientras corta cebollas piensa en el capitulo del relato. La escritora que no cobra por ello está pensando seriamente en matar al personaje si este no participa un poco más con la historia, que esta en modo rebelde sin causa On.

Cuarenta minutos después está barajando temas para el siguiente post mientras se zampa un filete con patatas, dándole trocitos al chucho saltarín que ha vuelto a saltar porque ha olido carne asada y eso siempre le convierte en perro muelle.

Para cuando acaban de comer, ya son las once de la noche y hay que ducharse porque ducharse por las mañanas y madrugar media hora más para hacerlo es una ridiculez. Nada que te haga madrugar más es inteligente. Punto.

Ducharse, secarse el pelo que luego una se levanta pareciendo Goku si no lo hace y preparar las cosas para el día siguiente y ya son las doce, hora de dormir porque hay que levantarse a las seis y media y ya no queda tiempo para nada más.

Y así, la escritora que no cobra por ello no ha podido escribir nada de nada porque el tiempo se esfuma como si fuera David Copperfield.

«Mañana.» piensa mientras apaga la luz.

Mañana será otro día y se organizará de otra manera para poder hacer algo.

Porque si, el optimismo es gratis.

 

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¡Corre!

Resumen Semanal: Cuarta semana de Mayo

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Resumen Semanal: del 21 al 25 de Mayo

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Lunes.

Empezamos con el post semanal, que está dedicado a mi podcast favorito, Todopoderosos. En el post te cuento de qué va ese podcast, quienes lo hacen posible y cuanto te estás perdiendo por no escucharlo.

En serio, id a bajarlo ya.

 

Martes.

Esta semana el hilo de curiosidades ha tratado de Bloody Mary, como convocarla y el fantasma en mi novela Jack T.R., Julian. Te cuento sus historias, cómo aparecieron y todas sus rarezas. Un hilo que te pondrá los pelos de punta.

 

Miércoles.

¡Nuevo capítulo del relato El juego de La Orden!

Y ya van tres XD

¡Charles al rescate! Podrás leer cómo rescata Charles a Will y sus intentos por averiguar que quiere La Orden de él.

Porque es tela de raro…

 

Jueves.

¡Y jueves de Tuit-Relato! Capítulo 3, también XD

En el relato 3 hermanos, Joseph y Jon hacen planes para su viaje a Chicago. ¿Llegaran sin problemas? ¿Les pillaran la manada local? ¿Encontraran la zona neutral?

¡Ven a leer que te lo pierdes!

 

Viernes.

Aquí estoy, haciendo planes y maquinando para llevar a cabo un case study o cómo buscar nuevas maneras de hacer marketing sin ser una plasta y conseguir algo a cambio.

¿Y tú? ¿Qué haces este viernes?

 

 

Resumen Semanal: Tercera semana de Mayo

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Resumen Semanal: del 14 al 18 de Mayo.

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Lunes.

Esta semana me he levantado mística y he dedicado el post de la semana a la lanza del destino y su leyenda. ¿No la conoces? ¡Pues estas tardando en entrar y leerla!

Además, te cuento como he usado esa misma leyenda en mis novelas.

 

Martes.

La Tuit-Curiosidad de este martes ha ido sobre los berserkers, criaturas de la mitología nórdica que se unían a los guerreros para ganar batallas. En el hilo te cuento curiosidades, datos innecesarios y otros algo más necesarios.

 

Miércoles.

¡Y segundo capítulo del relato El juego de La Orden! En el capi de hoy, Charles llega a ayudar a su hermana en la búsqueda de Will y trata de averiguar algo sobre los lobos, que no son muy cooperativos.

 

Jueves.

Hoy es jueves. ¿Sabes qué significa?

¡Si! ¡Tuit-Relato!

Capítulo dos del relato 3 Hermanos, donde veremos a los hermanos llegando a Kamelot y hablando con Arthur y Merlin sobre La Orden y su hermano desaparecido, Colby.

¡Ven a leerlo!

 

Viernes.

¡Hoy se estrena Deadpool 2! Así que estoy haciendo mis deberes rapidito para poder tener mañana libre e ir a verla con mis amigas.

¿Y tú? ¿Vas a verla?

¡Buen finde!

 

El diario de Charles. Capítulo 9

¡Nuevo capítulo del relato!

A ver que le ocurre esta vez a Charles…


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  •  ¿Quién eres?

Charles sabía que estaba soñando. Lo sabía porque recordaba perfectamente haber ido a dormir a su pequeña habitación en el complejo de La Orden donde vivía en esos días.

Pero, en ese momento, se encontraba en un terreno baldío, solo tierra oscura y piedras. Un lugar con el cielo cubierto de nubes grises de tormenta donde no había nada a la vista.

Salvo un chico.

Un muchacho con cabello oscuro y ojos celestes que le observaba con inquietante calma mientras sujetaba una enorme espada en sus manos.

Parecía tan fuera de lugar, con su traje azul oscuro y sus zapatos brillantes en ese sitio tan polvoriento y sucio.

  •  ¿Que hago aquí? – volvió a preguntar.

El chico siguió sin contestar. Alzo la espada al cielo y un relámpago rompió el cielo.

El rubí de la empuñadura brilló con la luz del relámpago y los ojos del chico se volvieron negros.

No negros enteros, como los de un demonio. Simplemente pasaron de celestes a negros.

Su traje se transformó en una armadura, abollada y usada, su abrigo mutó a una capa azul y en su cabeza apareció una corona.

  •  Charles… necesitamos tu ayuda… – llamó con voz profunda.

Charles despertó bruscamente, jadeando y sudando frío.

Conocía esa sensación.

Demasiado.

No había tenido sueños premonitorios desde los asesinatos de Jack.

Este fue distinto, ya que no hubo muertes y no lo vio todo desde los ojos de otra persona.

Pero la sensación era la misma.

El chico le había atraído al sueño solo para hablarle.

¿Quién era? ¿Que quería?

Decía que necesitaba su ayuda… ¿para que?

¿Y como iba a averiguarlo?

Cansado y con dolor de cabeza por todas esas preguntas sin respuesta decidió bajar a desayunar.

En un par de horas debía entrar a su turno así que tenía tiempo de sobra para ducharse y tomar un par de cafés.

Bajo al comedor y se sentó junto a un par de compañeros que comentaban las noticias del periódico.

  •  ¡Vaya! Parece que el principito mimado de Nueva York ha vuelto. – exclamó uno con tono molesto.

Charles alzó la mirada y casi se atragantó con su café al ver la foto que señalaba el otro hombre.

¡Era el chico de su sueño!

Le arrebató el periódico ganándose unos cuantos insultos.

Pero no los escuchó. Lo único que podía era mirar la foto y leer el titular de la noticia.

«El heredero de empresas Kamelot, Arthur P. Drake, regresa a casa.»

  •  Kamelot…

 

 

El diario de Charles. Capítulo 7.

¡Nuevo capítulo!

Vamos a ver que más averigua Charles en sus primeros días en La Orden…


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El diario de Charles

Charles cerró molesto y frustrado la última carpeta, dejándola caer en el suelo junto con otras, formando un pequeño montón.

Eran informes sobre viejos casos de La Orden, todos situados a finales del siglo XIX y en Inglaterra. Más o menos por la misma década en que Jack empezó a asesinar.

Pero ninguno decía lo que le interesaba.

¿Qué relación tenia Campbless con él?

Registrando las dos bibliotecas y colándose en un par de despachos en los que no debería ni asomarse había encontrado cinco informes sobre casos similares al de Jack.

Pero solo eso. Similares.

El verdadero informe sobre Jack no estaba a mano de cualquiera. Le habían dicho, y bien claro, que no tenía ni autoridad ni rango para acceder a esa clase de archivos.

Eran clasificados y solo disponibles a altos mandos.

¡Él había luchado con ese maldito demonio! ¡Lo envió de vuelta al Infierno!

¡Tenía derecho a leer ese informe!

Gruñendo, recogió las carpetas y se dirigió hacia la biblioteca para devolverlas. No quería que le hicieran preguntas molestas antes de poder encontrar lo que quería.

  •  ¡Eh, novato!

Charles se giró y vio a Jim acercarse a paso ligero hacia él.

Jim le había pillado varias veces leyendo cosas que no debería, pero jamás le decía nada ni le acusaba. Parecía entender su necesidad de saber y a él le caía bien. Era un tipo normal, dentro de lo que se podía considerar normal en ese lugar.

  •  ¡Te estaba buscando! – el ex policía arqueó una ceja, extrañado.

  •  ¿A mí?

  •  Eres de Chicago, ¿verdad?

  •  Si… – respondió con cautela.

  •  ¿Conoces una librería llamada El pergamino? – ¿eso era una pregunta con trampa? Estaba seguro de que todos habrían leído sus informes policiales y como mencionaba la librería y el interrogatorio. Pero la mirada de Jim no le daba opción a no responder.

  •  La conozco.

  •  Entonces esto te interesa.

El cazador le entregó una carpeta, bastante usada y estropeada, quitándole las otras que traía, las cuales metió en un bolsillo interior de su chaqueta.

Charles la abrió y se quedó helado al ver lo que contenía.

Todo un informe completo con nombres, familia, direcciones, teléfonos… todo lo imaginable sobre Aidan y su librería.

Incluyendo su verdadero origen.

Después de enterarse de que Rolf era un vampiro, sospechaba que Aidan también pertenecía a la comunidad mágica. Ese informe lo confirmaba.

  •  Descendientes de las hadas… ¡quien me lo iba a decir! – murmuró revisando el informe mientras entraba en su habitación. – Ahora entiendo porque estaba siempre a la defensiva…

La Orden llevaba años siguiéndole la pista a la familia del chico, leyó sentándose en una silla. Generaciones completas desde que se mudaran de Gran Bretaña a Estados Unidos, siglos antes.

Una nota en un lateral de una de las hojas más antiguas del montón llamó su atención. Era una anotación apresurada escrita con tinta. Algo que el autor parecía pensar que debía recordar después.

  •  “Todas las personas con poderes de cualquier clase (visiones, premoniciones, telequinesia, etc.…) son descendientes de alguna criatura de la comunidad mágica.” – leyó. – ¿Qué demonios? ¿Todo el que tenga poderes?

Se levantó de la silla donde se había sentado solo para dejarse caer en su cama.

¿Qué quería decir eso? ¿Todo el que tenía poderes? ¿Eso incluía sus sueños? ¿Era él un descendiente de una criatura mágica? ¿Fue por eso por lo que no podía encontrar nada de Campbless?

  •  Necesito respuestas…

 

¿Te va gustando?

¡Espero que sí!

¡Recuerda que Charles pertenece a la novela Jack T.R. (y sigue saliendo en las demás… se ha colado…) que está a la venta en Amazon!

 

 

Experimentos y recomendaciones

¡Menudo finde más agotador!

Cuando creía que estaría en blanco y apática lo que quedaba de año, regresan mis ánimos y ganas de trabajar.

Misterios de la vida…

En fin… que ya estoy trabajando de nuevo con más ganas que antes.

¡Y ahora tengo página de autor!

Eva Tejedor Escritora.

Todavía necesita mucho trabajo y más cositas, pero creo que no ha quedado tan mal. ¿Verdad?

Este ha sido el proyecto que me ha llevado todo el finde, pero es solo una parte de uno más grande que espero que funcione.

Voy a hacer un experimento a ver si consigo aumentar las ventas de uno de mis libros. Si mis cálculos no fallan, espero conseguir resultados antes de final de año.

¡Va a ser muy divertido!

Por cierto, los maravillosos/as chicos/as de Sinjania han escrito un manual de escritura sobre la trama que es magnifico. ¡Os lo recomiendo totalmente!

La trama. Todo lo que necesitas saber para crear tramas eficaces. 

¿Y qué más?

¡Ah, si!

Aviso de que por suscribiros a mi nueva y flamante página de autor recibiréis de regalo los tres primeros capítulos de El juego de Schrödinger gratis!

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Algo que necesitas: un blog.

Ya hablamos hace un tiempo de la plataforma de autor y la marca personal y de lo que fui pillando por ahí sobre ese tema. Aun sigo sin tener muy claro que es exactamente lo que, como escritora, vendo.

Ya… pregunta estúpida. ¿Que voy a vender? Mis historias…  ¿no?

Y si, mis historias. Pero para autopublicar (y cuando no, también) hay que venderse mucho antes de tener el libro listo para salir. En ese caso… ¿Que vendes?

A ti.

¿Cuantos habéis ido a una de esas entrevistas de trabajo de comercial? Ya sabes, con esas condiciones tan guays que te ponían antes (ahora darán miedo…) de contrato comercial, a comisión y poco más. Yo fui a unas cuantas. Y salia de ellas con una sensación de ser una inútil… porque cuando me decían eso de «¡Cualquiera puede vender!» yo siempre pensaba «No, yo no.» Y es que nunca me he considerado una persona con mucho poder de convicción, vamos.

Irónicamente, acabe como vendedora…

Pero volviendo al tema principal, ya comentamos (creo) que la principal arma que tenemos para crear nuestra marca personal es nuestro blog.

¿Es imprescindible para un escritor tener un blog? No… del todo… pero si ayuda bastante a estar presente en las redes, cosa que si es imprescindible si vas a autopublicar. Y, como para eso también hay post que ayudan, vamos a ir poniéndolos…

Y unos pocos con consejos sobre redes sociales :

Y este, porque yo lo valgo :

Y hasta aquí el post (desvario) de esta semana, que yo voy a ver si sigo con mi borrador… me esta haciendo la vida imposible… ¡Y espero que esos post os sean de tanta ayuda como a mi!