El Coyote, el Correcaminos y los escritores.
De pequeña (y no tan pequeña) me encantaban los Looney Tunes y la serie del Coyote y el Correcaminos era de las mejores. En esa época lo normal eran dibujos que, muchas veces, no hablaban.
Había narradores, subtítulos que aquí llegaban doblados en voz… pero los personajes no decían palabra.
El Correcaminos, que me caía regular, solo decía “¡Beep Beep!” y el Coyote solo se expresaba con cartelitos.
¡Eran lo más!
Sé que estarás pensando… Ya, ya… ¿Pero para qué me estás contando todo esto?
Un minuto, querido lector… que todo llega.
El otro día, David Orell me mandó un audio de WhatsApp partido de risa (y comiendo, pero dice que no eran garbanzos… un día contaré lo de los garbanzos y la inspiración y lo relacionados que están esos dos conceptos para nosotros XD) diciendo que los escritores como él y yo éramos el Coyote.
Imagina, me decía, tú y yo somos el Coyote. Las herramientas que prometen ayudarnos en internet para vender más libros serían los productos Acme y el Correcaminos sería esa fama o éxito que nunca alcanzamos.
Y tenía toda la razón.
Somos escritores autopublicados promedio. Hacemos esto trabajando mucho y consiguiendo poco. Y eso está bien.
Sí, claro. Por supuesto que queremos tener éxito, vender novelas como rosquillas y que nos paguen por llevarlas al cine o la televisión.
¿A quién carajo puede no gustarle eso?
Pero la realidad es algo distinta.
Aun así, somos como Wile E. Coyote y queremos comernos al Correcaminos. Somos incansables, locos y temerarios y hacemos lo que haga falta para conseguir nuestra meta.
Aunque eso implique usar un cohete marca Acme atado a la espalda y patines para alcanzar al pajarito de las narices.
¿Y por qué?
¿Para qué chocar una y otra vez contra la pared? ¿Por qué seguimos intentando entrar en túneles falsos, saltando a precipicios sin fin con un paracaídas defectuoso o usando cargas de dinamita que explotan a destiempo?
¿Por qué seguimos a pesar de que casi nada de lo que hagamos funciona?
¿Por qué seguimos buscando esa tecla?
Porque somos el Coyote.
Wile E. Coyote no es otra cosa si no pasión. Pasión por vivir, por seguir yendo tras su sueño por poco inteligente o seguro que sea.
En esta metáfora tan bonita de David, las herramientas, cohetes, dinamitas y demás cosas marca Acme, que usa el Coyote para intentar atrapar al Correcaminos serian esas ayudas que encuentras en internet.
Guías para mejorar tu visibilidad, trucos fáciles para vender miles de ejemplares…
¿Te suenan?
Unos son buenos, reales pero no le funcionan a todo el mundo (porque eso es imposible. No todos somos iguales) y otros no tan reales.
Todos sabemos lo que hay. La gente que se quiere aprovechar de los sueños e ilusiones de los demás es algo que nunca va a desaparecer. Son buitres, siempre revoloteando para encontrar su presa.
Por suerte, ya no lo tienen tan fácil pero aún existen muchos vendedores de Acme por la red, aprovechándose de los coyotes como nosotros.
¿Conseguiremos algún día atrapar al Correcaminos?
Quién sabe. Quizás un día si lo consigamos.
Quizás solo nos quedemos en el camino, cayendo en un precipicio y enseñando un cartelito que ponga “¡Ouch!”.
Pero seguiremos intentándolo.
Porque somos el Coyote.
¿Verdad?