Título grande, título pequeño

Ando liadísima organizando (o más bien, desorganizando) como voy a ir enseñando las cosas de “Kamelot 2.0”. Juro que no sé lo que estoy haciendo… otra vez. Y necesito algo más que un rato para sentarme con tranquilidad y poner orden, pero la vuelta al trabajo me ha dejado para el arrastre (he tenido malos regresos al trabajo, pero esto ya es ridículo, en serio) y no consigo centrarme.

Mientras lo consigo o no, una de mis tareas pendientes y que me trae también por la calle de la amargura es la portada de la novela. A pesar de los cientos de maravillosos diseñadores que hay por la red y no red, no voy a poder permitirme una así que ahí ando haciéndola (destrozándola) yo. La cosa es que todos los días tengo que pasar por El Corte Ingles y veo siempre el escaparate de la sección de librería. Una parte de ese escaparate me dan ganas de arrancarme los ojos (lo siento, pero no entiendo qué maravilla tiene leer sobre Justin Bieber o el famosuelo de turno que haya “escrito” sus memorias) y la otra parte pues, además de envidia, me da que pensar.

Las portadas, digo.

Las tengo divididas en tres.

Las que le dan más importancia al nombre del autor que al de la obra y, al verlas de refilón, solo notas eso.

Las que le dan más importancia al nombre de la obra y, al pasar, solo ves eso.

Y las que le dan la misma importancia a uno y al otro y te tienes que parar para ver que pone porque ninguno de los dos llama la atención.

Entiendo que con autores de renombre destaquen más que el título… pero si voy tarde y medio corriendo cuando miro al escaparate veo… libro de George R.R. Martin o Isabel Allende… pero no veo el título… de hecho, te tienes que parar para verlo y si no es una novedad o un tema que te interese pues te hace perder el tiempo. Por mucho que te guste un autor, no todos sus libros te tienen que interesar.

Ojo, que he dicho esos por decir algunos de los que he visto hace poco, no por ninguna razón en especifico.

Pero a lo que voy es que a lo mejor el título me atraería si lo viera…

Y nos vamos a los que solo ves el título y no el autor. No será siempre, pero imagino que la mayoría son gente que aun no se han convertido en marca así que todavía tienen que tirar más de título y portada bonita que de nombre. Quizás escriben mejor que los otros, pero como aun no se ha convertido en best-seller…

(De esas que acabas de notar que tú haces precisamente lo de poner tu nombre mucho más pequeño que el título… y te da la risa XD)

A los que empatan título y nombre de tamaño pues no tengo ni idea… ¿sugerencias?

Bueno, dejando este desvarío mío a un lado, hace poco mi amiga Diario de una escritora novel recomendó seguir y escuchar el podcast de los Todopoderosos, programa de (vamos a llamarlo) tertulia donde se comentan temas de cine, literatura, música y lo que le echen al cocido y en el que participan Arturo González-Campos (locutor de radio de La Parroquia), Rodrigo Cortés (director de cine), Juan Gómez-Jurado (escritor) y Sergio el Monaguillo (cómico y locutor de radio en La Parroquia). Si no los habéis escuchado ya, hacedlo.

Además del despeloche que te pegas escuchándolo, se aprende bastante. Hoy quiero tomar prestado un término que explicaron durante su podcast sobre Hitchcok que es el Macguffin, que aunque es algo más bien usado para el cine, también vale para la literatura.

Macguffin es, según la Wikipedia y Hitchcok, una excusa argumental que motiva a los personajes y al desarrollo de una historia, y que en realidad carece de relevancia por sí misma.

¿Cuántas novelas conocéis que tengan un Macguffin?

Volviendo a los retos… decir que una de mis betas ya me ha puesto linda (me ha dicho de todo menos bonita) al leer el final de “Kamelot 2.0” así que considero el trabajo bien hecho XD. Ya he empezado el tercer repaso y espero terminarlo en un tiempo razonable.

La semana que viene espero poneros algo nuevo en el blog de la novela. Un corto y alguna ficha más. Ya veremos.

Mientras tanto, portaros bien y yo seguiré intentando llevar esto y mi trabajo habitual a la vez y no morir en el intento XD

 

Anuncio publicitario

Fanpage en Facebook: Cómo hacerlas.

Crear una página en Facebook es sencillísimo.

Tanto si va a ser una “Fanpage” para un futuro libro o para ti como autor, la teoría y práctica es la misma.

Empezamos por entrar en Facebook (logueados previamente, por supuesto) y, arriba en tu barra de herramientas, veras que sale una especie de triangulito invertido. Si, justo al lado del candado. Si pinchas se abrirá un submenú y veras que te sale la opción de crear pagina.

Pincha ahí, que vamos a empezar.

Veras que te sale un recuadro grande dividido en seis con varios dibujitos. Aquí elegiremos, dependiendo de que quieras hacer la pagina.

Si lo que quieres es una hacer una Fanpage de tu blog, elige Marca o producto. Del submenú desplegable escoge Sitio Web.

Si lo que deseas es una para ti como autor, pincha en Artista, grupo musical o personaje público y pincha en Escritor.

Si, sin embargo, quieres crear una Fanpage para tu futuro libro, pincha en Entretenimiento y escoge Libro.

Después de esto, todo lo demás va a ser igual hayas escogido la categoría que hayas escogido.

Una vez elegida la categoría y rellenos los primeros datos (nombre del libro/blog/autor), nos pedirán que pongamos una foto de perfil. En esto es igual que cuando nos dimos de alta en Facebook. Solo debes escoger una imagen que vaya bien con lo que va a ser representado en esa página.

Escoge una clara y con buena calidad. No seas chapuzas.

Una vez subida y aceptada la imagen de perfil, te pedirán que compartas la página y la recomiendes a tus seguidores… no. No lo hagas.

Básicamente, tu página ahora mismo esta vacía y sin arreglar. Esto es como recibir visitas en bata y con los rulos. No se hace. Así que sáltate el paso por ahora, que luego tendrás tiempo de sobra para ir invitando gente a que te den un “Me gusta” a tu página.

El siguiente paso es el de agregar la información básica. Ve rellenado todo lo que te vayan pidiendo. Y lo que no, también.

Cuando acabes con todo eso, entra en las opciones de configuración avanzadas y rellena más datos. Cuanto más completo este, mejor.

Una vez hecho todo eso… ¡Enhorabuena! ¡Ya tienes tu Fanpage! Ahora solo tienes que ir publicando y sugiriendo a tus seguidores que la visiten.

Si la hiciste para un blog, puedes ir publicando tus post ahí, poquito a poco y así tus seguidores podrán repasar algunos que, a lo mejor, no conocían.

Si tienes WordPress, puedes enlazar tu blog a tu Fanpage y que tus futuros post salgan reflejados ahí sin que tengas que ponerlos tu manualmente. Entra en Configuración y Compartir en tu Escritorio en WordPress y añade tu pagina de Facebook a las opciones.

No olvides también, al rellenar y arreglar tu configuración en tu página de Facebook, revisar las opciones de privacidad. Quien puede ver la pagina, quien puede publicar, etiquetar, postear, comentar… Revísalo todo poco a poco hasta que quedes satisfecho con el resultado.

¡Y buena suerte!

 

 

¿Cuál es vuestro género?

Hablo del literario, por supuesto. No vayáis a pensar cosas raras.

La pregunta (o preguntas, más bien) seria…

¿Cuál es vuestro género literario favorito para leer? ¿Y para escribir?

Cuando empecé a investigar lo de la marca personal y todo eso, recuerdo haber leído que, en un autor, parte de esa marca lo formaba el género que escribía.

Los libros que escribes son tu producto y como parte del marketing de ese producto está trabajarse a los seguidores del género literario que has escogido.

Todos sabemos que no puedes venderle un libro de temática policiaca a una editorial que publica ensayo o romántica (hombre, si hay romance… pero si no es el centro de la historia, no entraría ahí, digo yo). Tampoco puedes convencer a un lector que es forofo de ciencia ficción que lea una novela histórica. Bueno, tanto como no convencer…

Pero todos tenemos nuestros géneros favoritos y rara vez nos movemos de esos. Es como la comida. Puedes probar un par de veces al mes algo exótico que no has comido nunca y, con suerte, te gusta. O lo odias. Pero el resto del tiempo gastas dinero en comprar la comida que sabes que va a gustarte y punto.

Así que podría decirse que estoy de acuerdo con eso de que el que has escogido escribir (normalmente porque es uno que te encanta y se te da bien) formara parte de tu imagen frente a tus lectores.

Lo que me ha dejado este tiempo un poco perdida es la cantidad de géneros y subgéneros literarios que han ido surgiendo (a veces un poco de la nada). Ando un poco perdida, en serio. Quizás porque siempre he sido muy de “sota, caballo, rey” y de ahí no me he movido demasiado. Y mientras yo estaba quieta con los que me gustaban, han aparecido un montón más y no conozco casi ninguno.

La romántica y la fantástica han creado subgéneros juntas y por separado, la inmensa mayoría geniales. Tenemos fantasía épica, fantasía urbana, romance paranormal, el romance histórico… Vale, muchos ya existían, pero debo informar que yo vivo en mi parra y no me entero. Y hablo de esos porque son los que medianamente conozco.

A mí me gusta la fantasía, pero no la épica. Lo siento, soy de las poquísimas personas que se duerme cada vez que intenta leer “El hobbit”. Os daría permiso para tirarme piedras por ello, pero una amiga mía ya me chilla de todo cada vez que lo digo. A pesar de que me encante el universo que creó Tolkien, soy incapaz de leer un libro suyo. Cosas que pasan.

Me gustaron más los de “Harry Potter”, aunque no me dejaría a solas con Rowling, porque le echaría en cara ser la “Tarantino” de la escritura. Sería interesante ver que escribirían juntos ella y R.R. Martin, oye…

Me gusta Kenyon y el mundo que creó en su saga de “Dark Hunters”. Además, hace los diálogos más chistosos en los momentos más raros y sus personajes son geniales.

Lindsay Sands creó una saga de vampiros muy especiales y muy divertidos de leer que si algún fan del romance paranormal no ha leído, debería conseguírselos.

Por supuesto, me gustan otros escritores de otros géneros como Conan Doyle, Dumas, Pérez Reverte y unos cuantos más que ahora mismo no me vienen los nombres a la cabeza.

Pero teniendo en cuenta esa preferencia por la fantasía, magia y criaturas raras, decidí que ese debía ser mi género para escribir. A mi manera, claro. Soy más de demonios, tratos en cruces de carretera, fantasmas y armas modernas que de unicornios, dragones y espadas. Y mis esfuerzos, cuando trate de publicar mis historias, ya sea por libre o una editorial, deberá centrarse en los que gusten de eso o será una guerra perdida.

Lo divertido será escoger el nombre para esto… a ver… una historia donde metes un asesino, policías, demonios, videntes, criaturas sobrenaturales, fantasmas… ¿Qué más? Exorcismos… algo más había… ¿eso donde entra? ¿Ciencia ficción? Seguro. ¿Policiaca? Hay policías. ¿Fantasía? Buena pregunta.

¿Veis mi problema con tanto género suelto?

Tonterías mías aparte… ¿Cuál es vuestro favorito para leer? ¿Y para escribir? ¿Y por qué?

Esa si es una pregunta que me interesa. A ver quien la responde.

 

La plataforma de autor.

Esta semana, mientras seguía con mi repaso, me dio por buscar información sobre las plataformas de autor.

Como soy novata en esto de las publicaciones y promociones (vamos, que no me he estrenado aun) pues a mí el termino me sonaba a chino. Después de un día entero mirando páginas, ya tengo más idea de lo que es, pero… ¿cómo crear la tuya?

Básicamente, todos te dicen lo mismo. Debes crear tu marca personal. Hasta ahí, genial.

¿Cómo?

Dice Alejandro Quintana en su libro y su blog (El oficio del escritor) que todos somos especiales y todos tenemos ese algo especial que nos diferencia y nos hace únicos. La cosa esta en encontrarlo y usarlo como tu marca personal. Yo aun sigo buscando ese algo mío XD. ¡Alejandro, por cierto, muy fan de tu libro!

Imagino que para algunas personas es mucho más fácil encontrar ese algo que para mí, así que os dejo aquí los links que he estado mirando sobre el tema y que ayudan muchísimo.

Yo, mientras y siguiendo los consejos, he añadido algo más a mi bio, pero es que, sinceramente, lo de venderme se me da bastante mal. Así que no esperéis la gran cosa.

Ahora voy a seguir con mi repaso, que ya va quedando un poco menos.