Mi aventura de escribir. Podcast: El cuqui-porno.
¡Hola! ¿Qué tal, aventureros? Bienvenidos una semana más al podcast de Mi aventura de escribir, el podcast en el que suelto mis chorradas.
Chorradas como de la que te voy a hablar hoy.
Si, querido aventurero, hoy te voy a hablar del cuqui-porno, ese género que me he inventado y va a quedarse en mi repertorio por una temporada larga. Me gusta y me distrae y es bonito.
¿Qué no? Ya verás.
El cuqui-porno es una tontería que se nos ocurrió un día, cotorreando por Telegram con David Orell. Ya conoces a David, tiene su blog y escribe realismo queer. Está acabando su borrador de Una diva sin laureles, que te va a encantar y pronto va a relanzar un relato corto que está muy muy bien llamado Ya lo dijo Thomas.
Después de la publicidad, seguimos. Pues una tarde estábamos despotricando del marketing, algo muy normal ya que es mi pesadilla recurrente.
El dichoso marketing acabará un día conmigo, fijo.
Hablando sobre eso, tiramos por las bios de Twitter. Ese día lo tenía tonto y decidir que iba a cambiar la mía y poner una de broma ya que sentía que no me tomaban en serio. Es más, sigo pensando eso.
Así que empecé a hacer una y David me salió con los relatos que estaba escribiendo esos días.
Para crear los personajes de mi próxima novela y encontrarles voz, había estado haciendo escenas y relatos muy cortos con ellos. Cosas habituales en la vida normal. Un día de colada, otro de pasar la tarde viendo la tele, uno de cocinar, otro de peinar o bañarse.
Cosas tontas que me ayudaron a crear la relación entre dos de los personajes y a dar más forma al borrador. Muchas acabaron dentro de la novela, de hecho.
Pero esos dos personajes son tan adorables juntos que la mayoría de las escenas y relatos eran ñoños hasta decir basta. Azúcar puro muchas veces. Unos acababan con finales normales y otros tenían finales subidos de tono.
Y esa combinación acabó con el nombre de cuqui-porno.
Idea de David, echadle la culpa a él.
Para la tranquilidad de los que leen el nombre y piensan algo raro, mayoritariamente son más cuquis que porno. Se que lo de porno suena mal pero no, estos son eróticos festivos a ratos y no todos.
Pero cuqui-erótico festivo a ratos era muy largo como nombre.
Así que tenía un montón de relatitos de los cuales la mitad no puedo enseñar aun porque estoy en plena promoción de Lobos y el borrador nuevo aun sigue siendo borrador y no toca.
Hice unos cuantos para Lobos, que acabaron también con un par de escenas extras en ese tono que quedaron bastante bien. Esos si te he enseñado algunos. Creo. Tengo que asegurarme…
Así que recuerda, son más cuquis, ñoños a morir, que porno. Solo un porrón de azúcar con algo ligeramente erótico.
Son muy divertidos, también. Me divierte escribirlos y, si te gusta la ñoñez, te divertirán leerlos.
Tengo unas ganas de presentarte a Kenny y Max…
Tengo un precioso recopilatorio de esos relatos de regalo para quien me eche una mano en el Ko-fi.
Just saying.
En el próximo programa hablaremos sobre desarrollar ideas y una que tengo para el próximo concurso de Amazon.
Escucha «Mi aventura de escribir: El cuqui-porno» en Spreaker.