Relato: Dioses y demonios. Capítulo 8.
– ¿Seguro que te encuentras bien?
Finn suspiró, cansado.
No, no se sentía bien para nada. Llevaba teniendo pesadillas, soñando con la voz de sus fantasías infantiles y con lo ocurrido en el restaurante desde que despertó desorientado en su habitación.
La voz no había vuelto a hablarle, pero sentía su presencia oscura rodeándole como una manta.
También llevaba desde ese día esquivando a Zeus. La voz no le quería cerca y Finn temía que volviera a salir y atacar si estaba cerca. Así que decidió rehuirle y evitarle a toda costa.
Semejante situación le estaba causando una gran tensión nerviosa y la falta de sueño no ayudaba para nada.
No, no se sentía bien para nada.
– Estoy bien, Kevin. En serio.
– Pues te ves como la mierda, perdona que te diga.
– ¡Wow! ¡Gracias, Kev! ¿Para qué necesito enemigos con amigos como tú?
Kevin soltó una sonora carcajada.
– Lo siento, pero ¿te has mirado en el espejo? Parece que te ha pasado un camión por encima. Además…
El chico se interrumpió cuando oyó la puerta abrirse. Al girarse, se encontró con Zeus entrando a la zona donde ellos estaban, luciendo como si buscara a algo.
O, más bien, a alguien.
Cuando Kevin estaba a punto de hacerle señas, escuchó una maldición a sus espaldas y un golpe seco. Su sorpresa fue mayúscula al descubrir que Finn había saltado la barra y estaba escondido, tirado en el suelo, para evitar que Zeus le viera.
Zeus le dedicó una débil sonrisa antes de salir de nuevo de la habitación. Parecía preocupado y algo perdido con todo el asunto.
Aunque no más de lo que él mismo se encontraba en ese momento.
¿Qué cojones había sido eso?
– ¿Se ha ido ya?
– ¿Qué cojones estás haciendo?
– No puedo verle ahora mismo. No hasta que averigüe que está mal conmigo. – su amigo le dio una mirada lastimera.
– Finn, no hay nada mal contigo.
– Si lo hay. Oigo una voz en mi cabeza… ¡eso no es normal! Hasta que no esté seguro de que no me estoy volviendo loco y no soy un peligro para nadie, no quiero a Zeus cerca. No puedo permitir que «eso» le haga daño.
Kevin conocía su historia con la voz. Fue quien le descubrió teniendo un ataque de nervios después de que volviera a escucharla y Finn le contó todo, pensando que su amigo creería que estaba perdiendo la cabeza o algo así. Sin embargo, se mostró bastante comprensivo y le tranquilizó, echando la culpa al cansancio y a la presión de una primera cita tan improvisada.
Pero la voz no se marchó ni cuando descansó, si no que regresó con más fuerza aun y Finn cada vez notaba más dificultad a la hora de silenciarla y empezaba a asustarse.
¿Qué pasaría si volvía a controlarle como en el restaurante?
La voz no quería a Zeus cerca. Le odiaba, aunque el chico no conseguía entender el por qué. No podía dejar que le hiciera daño.
– Tengo que averiguar cómo librarme de esto.
Mientras, Zeus decidió hacer una llamada a alguien con quien no hablaba desde hacía mucho pero era al único que podía recurrir para lo que deseaba hacer.
– ¿Hola? Hades… necesito tu ayuda para invocar a un demonio.
2 comentarios en “Relato: Dioses y demonios. Capítulo 8”