Seguro que alguna vez has oído los nombres de Bonnie y Clyde.
En alguna referencia o alguna frase hecha, pero has debido oír sus nombres por alguna parte.
Son otras de esas historias que, a veces, parecen sacadas de películas.

Bonnie Parker y Clyde Barrow fueron dos ladrones, fugitivos de Estados Unidos muy famosos en los años treinta. Se conocieron, se enamoraron, ella le ayudo a escapar, los cogieron, salieron y volvieron a robar.
Según han ido descubriendo años más tarde, Bonnie era el cerebro tras muchos de los golpes de la banda. Clyde era más de atracos pequeños y de huir sin disparar, aunque su lista de víctimas se agrandaba con el tiempo.
El 23 de mayo de 1934 murieron emboscados en una carretera de Luisiana. No les dieron opción a rendirse. 167 agujeros de bala adornaron su coche.
El coche en el que viajaban antes de morir fue saqueado mientras sus cuerpos aun estaban ahí, esperando para ser llevados a la ciudad. Incluso hubo quien le cortó un mechón de pelo a Bonnie.
Frank A. Hamer, un ranger de Texas retirado fue quien se encargó de perseguirlos en su última huida y el responsable de su muerte. También fue quien permitió el espolio de los cadáveres por parte de cualquiera presente en la escena del crimen y quien se negó a darle los enseres personales de Bonnie a su familia.
Un dulce, vamos.
Bonnie era una poetisa. Escribía poemas que llegaron a publicarle numerosos periódicos de la época y en su lapida hay gravado unos versos suyos.
¿Como cuantas ideas te da su historia? ¡Debería darte muchas!
Por cierto, que el blog de Reina Lectora sortea un pack con tres de mis novelas, así que ya estas tardando en apuntarte.
Y que si aun no te has suscrito a este blog, mal. Sigo regalando mi Jack T.R. a quien lo haga.
¡Nos vemos la semana que viene!
muy bueno gracias por compartir
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Gracias a ti por leer y comentar!
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es un placer muchas gracias
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