El diario de Charles. Capítulo 3.

¡Pues vamos con otro mini capítulo!

Recordad que este relato está basado en el universo y personajes de Jack T.R., Kamelot 2.0 y El juego de Schrödinger.


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–  ¿Cómo vamos con los vampiros?

Charles no pudo evitar parar cuando, al pasar delante de uno de los salones, escuchó al jefe de su sección hablando con otros dos hombres a los que no conocía de antes.

Se asomó discretamente, a través de la puerta entre abierta.

¿Los Vampiros? ¿Hablarían sobre el grupo de motoristas que dirigían las armas y drogas en Chicago?

Los tres hombres se encontraban frente a un corcho enorme clavado en una de las paredes. En el había puestos varias fotos de personas y sitios y muchos papeles. Se parecía mucho a lo que él mismo solía usar para organizar un caso.

–  Seguimos buscando un hueco por el que atacar su nido, pero está siendo muy difícil. Están blindados.

Su jefe gruñó una maldición, visiblemente molesto.

–  No es lo que quería oír.

–  Lo siento, señor. Estos son más listos que el grupo de Nueva Orleans. Tienen toda la ciudad controlada. Incluso cuentan con la colaboración de otros clanes.

–  ¿Sabemos ya donde se esconde su maestro?

–  Nunca pisa el nido. El único visible es su segundo, un tal Rolf. Se dice que fue el primer “hijo”.

El hombre señaló a una de las fotos que estaba clavada en un corcho en la pared. Charles se tapó la boca para ahogar una exclamación de asombro. Antes de que le descubrieran, se alejó del salón, andando a paso ligero hacia su habitación.

Cuando por fin estuvo a salvo, lejos de miradas indiscretas, se sentó en su cama. Se pasó una mano por el pelo, confundido.

Había reconocido al hombre de la foto.

Le conocía de sobra.

Era el mismo al que ayudara Aidan a salvarle en ese callejón. El motero de la librería.

Uno de los miembros de la banda Los Vampiros a los que el FBI intentaba encarcelar por contrabando de armas y drogas entre otros muchos delitos.

Y resultaba que era un vampiro de verdad.

Toda la banda.

Le debía la vida a un vampiro.

Y Aidan lo sabía todo y se lo había ocultado.

¿Qué hacía ahora con eso?

 

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